La oposición alcanzó ayer en el pleno de la Cámara de Diputados los 342 votos necesarios para que prosiga el proceso contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con lo que el Senado decidirá si inicia un juicio con miras a su destitución.
Los promotores del proceso alcanzaron la mayoría de dos tercios de los votos cuando aún no se habían pronunciado los 513 diputados y estallaron en algarabía al grito de ‘Fuera Dilma‘.
Ahora, el trámite pasará al Senado, que tendrá plazo hasta el 11 de mayo para aceptar por mayoría simple la recomendación de la Cámara baja.
En ese caso, Rousseff deberá apartarse de su cargo por 180 días, hasta la votación del veredicto en el que la declaración de culpabilidad y la consiguiente destitución precisará dos tercios de los senadores, y mientras tanto asumirá el vicepresidente Michel Temer, quien pasó a la oposición.
Rousseff es acusada de incurrir en maniobras contables ilegales para maquillar los resultados del Gobierno en 2014 y 2015, modificar presupuestos mediante decretos y acumular deudas y contratar créditos con la banca pública.
Concretamente, el delito que se la acusa es violar la Ley de Responsabilidad Fiscal por créditos complementarios en el presupuesto. Según sus detractores, Rousseff violó la Ley de Responsabilidad Fiscal al practicar maniobras contables conocidas como ‘ruedas fiscales‘ y abrió líneas de crédito por decreto, sin el aval del Congreso.
Los sondeos sugieren que más del 60 por ciento de los 200 millones de habitantes de Brasil está a favor del juicio político a Rousseff, cuyo círculo íntimo se ha visto salpicado por un gran escándalo de corrupción en la compañía estatal Petrobras.
En las calles de Brasil, se observaron miles de personas manifestándose a favor y en contra del Gobierno de Dilma Rousseff. Las calles de más de una veintena de estados de Brasil y de la capital, Brasilia, se tiñeron de rojo, el color del Partido de los Trabajadores (PT), y de verde y amarillo, el símbolo de la oposición y de los partidarios del ‘impeachment‘ contra Rousseff.
Un fuerte despliegue de seguridad se registró en los puntos más calientes, como Brasilia, Sao Paulo y Río de Janeiro, donde se convocaron las movilizaciones más multitudinarias.
En Brasilia, capital del país sudamericano, Rousseff y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva siguieron en el Palacio del Planalto (sede del gobierno) la votación y, según interlocutores, quedaron decepcionados por los votos a favor del impeachment de integrantes de partidos que fueron aliados del gobierno hace la última semana.
La capital brasileña amaneció con la seguridad reforzada, ante las multitudes que acompañaron la votación en la Cámara baja que define el futuro de Rousseff.
Fuentes: Efe, Reuters y Télam
