8:30 de la mañana. Como todos los días, Cristina Vera (42) caminó unos pasos hasta la casa de su mamá y se puso a limpiar. Baldeó la vereda, cerró la tranquera y se puso a regar el patio. En medio de la tarea, aparecieron caminando dos sujetos que se arrimaron a la puerta de la vivienda ubicada en Alfonso XIII, unos metros al Norte de calle 14, en Pocito. Cristina -dijo- nunca había visto a esos hombres por la zona y ayer pensó que eran trabajadores de alguno de los diferimientos cercanos que iban a comprar fiambre en el maxi kiosco que tiene su madre en el frente de la casa. Como el negocio estaba cerrado y los "clientes’ estaban impacientes, la mujer fue y le dijo a su madre que los atendiera. Eso fue un grave error, y el comienzo de un violento asalto. Cuando estaban adentro, uno de los sujetos sacó un arma y regresó al patio para reducir a la hija. El otro, hizo lo mismo con la comerciante y le pegó un rodillazo en la espalda. De ese sector sustrajo unos 1.200 pesos de la recaudación. Después, llevaron a ambas a una pieza y las maniataron de pies y manos. Uno revisó todo y se topó con un jugoso botín: otros 53.800 pesos que habían ahorrado para terminar de construir una casa lindante y huyeron, dijeron las víctimas y fuentes policiales.
El de ayer fue el primer robo que sufrió el "Maxi Kiosco El Turco", ubicado en Alfonso XIII y calle 14, Pocito, contó María Rosa Olivera (55), la propietaria asaltada. Cristina, la hija de Olivera, relató que cuando vio a los dos ladrones, no pensó nada raro porque estaban con la cara descubierta y bien vestidos.
Uno de los asaltantes se quedó en el kiosco con la dueña comprando fiambre, mientras su cómplice, nervioso, entraba y salía llamando por celular. En ese momento, el ladrón del teléfono fue por detrás y le tapó la boca a la hija de la mujer que estaba en el patio. A todo eso, el otro delincuente sorprendió a Olivera encañonándola. Allí sacó unos 1.200 pesos de la caja registradora y le pegó un rodillazo en la espalda a la mujer, causándole mucho dolor dado que hacía unos meses la habían operado de la columna.
Los malvivientes llevaron a las mujeres al comedor y las sentaron en un sillón. Allí las maniataron de pies y manos con unos precintos y hasta rompieron un apoyabrazo de ese mueble para sacar unas tiras para atarlas, señalaron las víctimas.
Luego, uno se quedó vigilándolas y el otro revisó toda la vivienda. En un mueble del comedor, el malviviente encontró un sobre con los 53.800 pesos, precisaron en la policía. Las víctimas no quisieron precisar el monto total sustraído, pero sí dijeron que el dinero era para terminar una casa lindante y que en estos días iban a comprar los materiales.
Tras media hora, los ladrones huyeron por el frente con 55.000 pesos en total y, antes de irse, uno les dijo a las víctimas: "Dios la va ayudar", contó desconcertada Olivera, quien agregó que sólo ella y su marido sabían de la plata. "Uno piensa que no le va a tocar nunca estas cosas. Lo importante es que dentro de todo, estamos bien", comentó agradecida Cristina Vera.
