Los resultados importan siempre. En realidad, llaman la atención. Por eso a nadie, y menos a los propios jugadores, les cae bien una derrota. Eso es lo que pasó ayer en tierra francesa. En realidad en la mismísima pista que se jugará el Campeonato Mundial de hockey sobre patines. En la extraña y polifacética La Rouche-sur-Yon, donde el hockey no parece que se viva como en San Juan. Al menos con la misma calidez. La Argentina cayó ante Francia por 4-3 en el último partido amistoso que jugaron ambos antes de la gran cita mundialista que largará el sábado. Ya antes en la ciudad de Dinan- habían jugado otras dos veces. Y en ambas el equipo albiceleste había ganado (3-2 y 5-3). Por eso las muecas de fastidio de varios de los jugadores sanjuaninos cuando sonó la fastidiosa bocina del monumental estadio que se llama “Vendéspace”. Y, pese al enojo, la derrota seguramente no dejará secuelas en el plantel argentino. Porque los muchachos entendieron la movida del técnico Darío Giuliani: Probar todo tipo de variantes para tener bien en claro qué equipo tiene que arrancar en el Mundial. Aunque, en realidad, la prueba de variantes es para ir “soltándolas” con el correr de los partidos que se vienen, porque al parecer la “base está”, según dijera el Bambino Veira. Quedó bien clarito que el equipo que entró ayer (Valentín Grimalt en el arco, Matías Platero en el fondo, Nalo García casi como un enlace y la dupla Carlos Nicolía-Lucas Ordóñez en total ataque) es la que, de no mediar algún imponderable, será la que saltará a pista el sábado ante Suiza en el debut (será bien tempranito para los sanjuaninos, porque empezará a las 9.30). Con ese equipo, la Argentina asfixió a Francia prácticamente todo el primer tiempo y no lo dejó ni llegar. Se movió con criterio y con velocidad. Siempre quitó la bocha rápido y contraatacó aún con más veloz. No extrañó entonces que Nicolía convirtiera un penal y se pusiera arriba en el tablero, aunque los argentinos perdieron varios goles. Francia empató también de penal y ya en el segundo tiempo David Páez volvió a sacar ventaja. Porque ya por ese entonces había otra formación argentina que también rindió: Platero-Páez-Nicolía-López.
Más tarde lo empató de nuevo el local e inclusive se puso arriba (gran gestión del pibe Carlos Di Benedeto, autor de los tres goles galos) hasta que el Josi García lo empató. Hasta ahí el tiempo normal. Después se jugó una tercera etapa extra y Sebastian Fustenberguer marcó el 4-3 definitivo. En Francia llamó la atención el dominio de bocha y la concentración. Será, sin dudas, un rival complicado para los favoritos. Y para la Argentina queda el trabajar los últimos días y dejar en el olvido el partido de ayer. Aunque las muecas de fastidio no se las sacó nadie a los muchachos dirigidos por Giuliani.
