Buenos Aires, 7 de junio- Una mujer arrastró a un hombre con su auto a lo largo de 300 metros y todo…por sus hormonas. Esa es la excusa que utilizó Suzanne Gilchrist para explicar su imprudencia al volante.

Todo ocurrió en junio del año pasado, en Falkirk, Escocia. Gilchrist estaba escapando de un guardia de seguridad de un shopping que la perseguía por supuestamente haberse robado un frasco de perfume. En el medio, apareció Stuart Morris, un peatón que simplemente estaba cruzando la calle y oyó cómo la mujer increpaba al guardia.

Y ahí ocurrió lo impensado. Ante el primer impacto, Gilchrist aceleró y salió disparada, con Stuart Morris colgado de su capot. Una cámara de seguridad grabó todo el incidente.

La mujer se declaró culpable del atropello pero no de robar el frasco de perfume. Su abogado dijo que reaccionó como lo hizo "porque pensaba que estaba embarazada y obviamente sufría de una alteración en sus hormonas".

Morris no tuvo heridas de consideración en el incidente, aunque sí se pegó un buen susto. Gilchrist fue condenada a cuatro años de prisión.