Las muestras plásticas de los artistas locales cada vez acaparan más espacios en la ciudad. Grabados, esculturas, fotografías y pinturas se exhiben al alcance de cualquier espectador, pero… ¿Los sanjuaninos se conforman con contemplar o también aprovechan para comprar?. "En San Juan no existe un mercado del arte, hay que inventarlo", dispara Eric Nobre, resumiendo la realidad de los artistas del medio, para quienes esta falta de inversión desnuda varias causas, desde falta de promoción hasta prejuicios sobre los precios.
"El problema parte de los mismos artistas y tiene que ver con nuestra formación ya que ponemos el acento en las muestras pero no incentivamos la venta", contó Malena Peralta. En este sentido, Nobre agrega que "faltan mediadores que acerquen y comercialicen las obras de arte".
Otra de las razones es que "la gente cree que las piezas son caras y no siempre es así" dijo Silvina Martínez. "Eso hace que ni se animen a preguntar", acotó Polo Suárez Jofré. "Hay que achicar el pánico de que las obras son inaccesibles", adhirió Peralta.
En esa línea, la mayoría de los artistas aseguran que como la idea no es acumular obras en un taller -como sucede-, sino que "el arte viva en la gente"; buscan el modo de facilitar el acceso a estas piezas únicas.
"En mi caso, hubo un jubilado que me dijo decidido que le gustaba una pieza y que me la iba a pagar en cuotas. ¡Me pareció magnífico!", comentó Hugo Vinzio.
De todos modos, quienes están del lado de la creación atestiguan una nueva toma de conciencia por parte del público sobre lo que significa una obra de arte.
"Antes te pedían que les regalaras los cuadros y eso ha ido cambiando. Yo también fui tratando de revertirlo, ya que siempre tuve la idea de vivir de esto", aseguró Natalia Quiroga.
En este escenario, sin embargo, hay un puñado de hacedores que llegaron a cumplir el gran sueño. Mario Pérez, Eduardo Esquivel y Andrés Labaké son tres sanjuaninos que cotizan en el mercado internacional (ver abajo). Claro que esta realidad es muy diferente a la que vive el resto.
"Para poder vender afuera hay que estar conectado con Buenos Aires porque no contamos con un mercado real de arte y faltan galeristas que movilicen las obras", argumentó Martínez. "Además amerita mucho esfuerzo, desde lo económico hasta movilizarse permanentemente para ser reconocido", remarcó Peralta.
Así las cosas, las producciones crecen tanto en calidad como en cantidad, pero la mayoría va quedando archivada en los talleres. Algunas salen a la luz cuando se organizan exhibiciones. Otras tienen la suerte de ser adquiridas por allegados o por quienes siguen la trayectoria de los artistas, e incluso gente de afuera "que tiene una conciencia de invertir en arte", pero -claro- son las menos.
For export
Mario Pérez, Eduardo Esquivel y Andrés Labaké llegaron a conquistar el mercado internacional. Pero el camino no fue fácil ni rápido.
"Comencé mandando mis obras a salones y concursos. Así, a través de algunos premios que recibí, obtuve cierto reconocimiento en la crítica, lo que hizo que algunas galerías se interesaran en mis obras", contó Esquivel.
Este trío cotiza sus producciones en dólares y dos de ellos (Labaké y Esquivel) son parte también de la galería de Antigua Bodega (que tiene una "sucursal" en Berlín, AB Project). "Cuando uno se hace un nombre puede descansar sobre la producción propia", confiesa Esquivel, que tiene sus principales compradores en Miami y Nueva York. "Igual es difícil vivir del arte en San Juan, por eso hace 9 años yo me fui a vivir a Buenos Aires", reconoció Labaké.
