Es prácticamente la primera vez que se da en San Juan una muestra de envergadura internacional como estas trescientas piezas de ese genio surrealista que se llamó Salvador Dalí. En palabras de Virginia Agote, artífice de la propuesta, es un lujo visual pocas veces visto y no puede sino caber orgullo por ello. Dalí fue, con Rafael Alberti, Federico García Lorca y el cineasta Luis Buñuel, parte de un grupo privilegiado que cambió la faz intelectual y artística de un mundo convulsionado por las guerras y los fascismos. Para uno de sus biógrafos, Conroy Maddox, le caben los calificativos de excéntrico y genial. La muestra tuvo su avant premiere con invitados especiales, doscientos cincuenta habitués a estas exposiciones que asistieron deslumbrados. Se da la coyuntura de dos exhibiciones simultáneas y magníficas, apenas cruzando la avenida del Libertador, el Museo de Bellas Artes apenas distante del Centro Cultural Amadeo Conte Grand. En aquél Spilimberto y en éste, Dalí. Un brindis con el catering de María José Echegaray y la presentación formal con la presencia del curador de la muestra, Santiago Shanahan junto a funcionarios de cultura.
