Arzobispos católicos renovaron ayer su convocatoria al diálogo en el país tras el documento reciente de la Iglesia que advirtió sobre ‘diferencias irreconciliables‘ y señalaron que desde ese espacio se busca ‘aportar a resolver los problemas‘ y evitar divisiones.
El arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, dijo ayer que ‘se hace cada vez más necesario generar contextos de encuentro, diálogo, de comunión fraterna que nos permitan tratarnos como hermanos, construyendo la paz‘.
‘Debemos decirnos como argentinos con humildad, pero con la convicción y la esperanza de un futuro que depende de nosotros: Queremos ser Nación‘, apuntó el prelado en su homilía por el inicio del adviento. Arancedo remarcó que desde la Iglesia ‘muchas veces hemos hablado de una crisis moral que debilita nuestra vida y relaciones‘ y señaló la ‘orfandad social y cultural que presenta la violencia, la droga, la inseguridad, la impunidad, signos de una sociedad que no llega a encontrarse en valores y proyectos como parte de un camino que nos integre‘. ‘Cuando lo diverso no se siente parte responsable del bien común, las diferencias se convierten en enfrentamientos estériles que nos debilitan‘, advirtió.
Por su parte, el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, destacó como ‘positivo‘ que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner haya otorgado una audiencia a los obispos para el 18 de diciembre y remarcó el ‘tono y carácter religioso‘ del texto dado a conocer el jueves. Aguer señaló que en su texto los obispos advirtieron sobre ‘el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables, porque esto ha ocurrido crónicamente en la vida argentina‘.
El prelado platense evitó polemizar sobre la opinión del vicepresidente Amado Boudou, quien había dicho que el documento ‘no le importa a nadie‘, al sostener que ‘ese comentario hay que tomarlo como de quien viene‘. ‘Hoy, existe una teoría que cree que para producir un cambio favorable en orden a la justicia, a una mejor distribución de la riqueza, la superación legitima de la pobreza hay que agudizar los conflictos y profundizar las contradicciones‘, dijo Aguer.
En ese sentido, advirtió en diálogo con radio Diez que ‘los conflictos están siempre en cualquier sociedad, la cuestión es resolverlos con objetividad y concordia, ese es el sentido profundo de la democracia‘. ‘El documento no lo elaboramos leyendo los medios de oposición sino hablando con la gente, en contacto directo, y lo que se expresa en el documento es la opinión unánime de los obispos‘, añadió. Y, observó que ‘en nuestra historia ha sido intensa la división y el odio reciproco, a veces por diferencias que no son tan absolutas y juegan mucho los personalismos, como caudillismos y actitudes pandillistas‘. En el texto del jueves pasado, los obispos reprobaron “el excesivo caudillismo” y el “menoscabo de la autonomía” del Poder Judicial.
