¿De dónde sacó los dos uniformes policiales? ¿Cómo consiguió la pistola 9mm que había sido incautada a un penitenciario y robada en octubre de 2013, con otras 7 armas, del Primer Juzgado de Instrucción?. Los interrogantes alarman si se tiene en cuenta que la ropa y el arma de la fuerza de seguridad estaban en poder de un mendocino condenado por robo agravado y con salidas transitorias de la cárcel.

Pero al sujeto en cuestión, Leandro Sánchez Maximiliano Sánchez Villalba (28) esas preguntas estuvieron lejos de preocuparlo cuando, con un cómplice aún prófugo, usó la vestimenta y el arma estatal con fines para nada oficiales: un asalto en noviembre pasado en casa de un comerciante de Rawson, de la cual sustrajeron unos $90.000 y aparatos. Esa vez, ambos ladrones escaparon en una moto Honda 250cc tipo enduro, sustraída también a punta de arma por una banda de asaltantes de una empresa de Santa Lucía, el 5 de junio de 2013.

Mientras la pesquisa intenta atar cabos para dilucidar la sospechosa conexión del mendocino con los elementos oficiales, el juez de Instrucción Maximiliano Blejman (secretaría de Martín Heredia Zaldo) determinó que Sánchez Villalba fue uno de los dos asaltantes que simularon ser policías y lo procesó con prisión preventiva.

El magistrado también procesó por encubrimiento agravado (sin encierro preventivo) a Nancy Soledad Sarmiento (28) la dueña de la casa de Villa Angélica, en Rawson, donde encontraron la 9mm y revólver calibre 32 usado por ladrones, unos $65.000 del botín y otras pruebas que lo complicaron seriamente.

Ese hecho había sido resuelto enseguida por policías de Robos y Hurtos (entonces a cargo de subcomisario Domingo Sombra), con la detención de Sánchez Villalba luego de una corta persecución y el secuestro de toda la evidencia en la casa de la joven, pareja de un sujeto aún buscado por ese ataque, dijeron fuentes judiciales.

El asalto había ocurrido alrededor de las 9,15 del 8 de noviembre de 2014 en un departamento del segundo piso de un monoblock del barrio SUTIAGYF, en Rawson, momentos después de que el dueño de casa, Antonio Navarro, saliera a trabajar.

"Esto es un allanamiento", dijo uno de los falsos policías a la hija mayor del comerciante (en la casa había otros 3 chicos), cuando abrió, confiada al ver uniformes. Pero luego le aclararon que venían por la plata y lo dejaron bien claro: "a quién querés que mate primero a tu hijo o a vos’, amenazó el mendocino encañando al niño. Así, aniquiló resistencias y huyó con un jugoso botín.