Luis Eduardo Meglioli es dueño de una basta trayectoria periodística y una capacidad para la investigación que ha dejado sentado en cientos de artículos escritos. Sin duda, que este fue un fuerte pilar que lo ayudó y lo llevó a realizar el libro "Así era San Juan cuando nació la patria", que será presentado este mes en el marco del Bicentenario y que el prefiere llamar un "gran reportaje" porque no es historiador.
Economía, sociedad, cultura, costumbres, son algunos de los aspectos que narra en esta obra divida en seis capítulos e ilustrada por Jorge Rodríguez.
-¿Cuando comenzaste a gestar este libro?
A fines del 2007 y de cara al Congreso de Historia que se denominó "Vísperas de Mayo", y se realizó en Córdoba en el 2008, comencé a investigar sobre la cultura de San Juan hasta 1810 y elaboré un trabajo que se llamó "Retratos del San Juan cultural que encontró la Patria". Eso lo entregué a la Academia, luego lo expuse en ese encuentro donde también estuvieron profesoras sanjuaninas como Isabel Gironés y Margarita Ferrá de Bartol. Luego de esto surgió la idea de ampliarlo a economía, sociedad, educación, que terminó transformándose en un libro de seis capítulos.
-¿Que ítems tomaste de referencia para hablar del San Juan de esa época?
El primer capítulo es la presentación de San Juan en ese momento como integrante del Virreinato del Río de La Plata, luego la educación que estuvo marcada por los jesuitas y su exclusión que fue una bisagra muy fuerte en la historia de la provincia. Luego el aspecto social de los sanjuaninos con mucha información sobre qué hacían, cómo se educaban, entre otros aspectos. El capítulo cuarto habla sobre economía, un aspecto que en principio no lo había considerado pero luego lo incorporé por su importancia. Allí se habla mucho de la vitivinicultura y la minería. En ese momento habían 35 minas en producción en Calingasta, Huanacache, Valle Fértil y Jáchal, pero también era muy importante la producción y exportación de productos vitivinícolas como el aguardiente y los denominados blanquillos.
También hago hincapié en lo que titulo como el "Sanjuaninazo colonia" porque es el momento en que sanjuaninos -y mendocinos también-, se levantan contra la autoridad colonial por las altas tasas que les ponían a las salidas de vinos tanto al resto de las provincias como al exterior. Ese fue un hecho muy curioso teniendo en cuenta la dependencia que había y la época en que sucedió.
"Artes, música, letras y arquitectura", es otro de los capítulos donde se cuenta la tendencia de esa momento.
-En el ámbito cultural ¿cuáles eran las actividades que sobresalían por el 1810?
El sanjuanino ya se preocupaba por leer, los jóvenes se desesperaban por conseguir libros que llegaran a la provincia porque en la escuela sólo les permitían leer los de temática religiosa basados en la moral. Pero en ese momento, a nivel mundial, estaba sucediendo algo muy importante como fue el iluminismo europeo que empezaba a marcar a gran parte del mundo y los jóvenes advertían que no se podía estar ajeno a eso. ¿Cómo lo solucionaban? , y bueno, había gente como Laprida, Oro, Godoy, Ignacio de La Roza que salían a estudiar afuera y conseguían libros en Buenos Aires, Perú, Chile y también en Mendoza. Otras personas intercambiaban textos por vinos u otros productos agropecuarios, tanto como lo hacían por cueros u otros bienes.
Muchos de esos libros están en la Biblioteca del Museo Gnecco porque se ha nutrido de libros de las grandes familias que venían del siglo 18 y luego 19.
-¿Cómo reaccionó el pueblo sanjuanino con la noticia de la revolución?
Primero hubo una gran efervescencia porque intuían que algo iba a pasar. Por un lado estaban los conservadores que querían seguir manteniendo el orden colonial, y por otro los revolucionarios que son los que prevalecieron en el Cabildo de San Juan cuando llega la noticia de la revolución el 17 de junio, 23 días después. El 7 de julio, cuando ya se había aprobado la revolución contra la orden de Córdoba que era de donde se dependía, se designa como diputado José Ignacio Fernández Maradona. A partir de ese momento se demuestra el triunfo de los que están del lado de la revolución.
-¿En qué basaste el trabajo de recopilación de datos?
Mis fuentes han sido el Archivo Histórico de San Juan, un poco el de Mendoza, la bibliotecas de la Facultad de Filosofía y Sociales de la Universidad Nacional, también de la Universidad Católica, del Museo Gnecco, bibliografía europea, también bibliotecas de particulares, trabajos de Margarita Ferrá de Bartol, Isabel Gironés de Sánchez, del Instituto de Historia Argentina y Regional Héctor Arias. Fueron muchas las fuentes consultadas.
-Otro detalle del libro son las ilustraciones ¿Cómo surge la idea?
No había forma de ilustrar porque, lógicamente no había fotos, y ni siquiera un dibujo del cabildo de San Juan, así es que le pedí a Jorge Rodríguez, un gran dibujante e ilustrador de San Juan, que interpretara los capítulos y realizara las ilustraciones. Uno de ellos lo elegimos para la tapa y se coloreo porque el resto es en blanco y negro.
-¿Has pensado en este libro como material bibliográfico para escuelas secundarias o universidades?
No, pero podría ser porque tiene algo de manual. En esto quiero decir algo que creo muy importante y es que cada capítulo es un reportaje con lenguaje periodístico porque no soy historiador, se le da una interpretación desde los títulos. En España se los llama libros-reportaje, aunque yo no me animo a eso, sólo me atrevo a llamar capítulos-reportaje en el estricto sentido de la definición que incluye documentación, entrevistas y todos los géneros que ayudan a a que sea una investigación. Quizá todo esto lo haga accesible a los alumnos.
-¿Cuál es el capítulo que más te atrapó?
El de Arte, letras, música y arquitectura porque no esperé lo que encontré. Si bien no había poesía argentina hasta 1810, de hecho se dice que nace con las invasiones inglesas y por eso se llama lirismo de las invasiones en las letras argentinas, ya había algo en el cancionero cuyano, música mezcla de costumbres españolas con la de los indígenas, y a su vez se confirma por varios autores que los tres instrumentos que se usaban era la guitarra, el violín y el arpa.
Después todo lo que era arquitectura colonial en algunos templos, y casas de familias que vivían alrededor de la Plaza 25 de Mayo.
También me sorprende la cantidad de libros de San Juan de varios autores. Había una gran avidez por conocer. Juan Pablo Echagüe decía que +los sanjuaninos éramos más despiertos que los mendocinos+, a pesar de que Mendoza ya tenía hasta universidad y nosotros no. En ese sentido no hemos sido hasta 1810 una ciudad muy progresista, pero sí había un gran interés por conocer y aprender.