En la década de 1990, hubo dos grandes ataques de grupos terroristas del Medio Oriente en Argentina, que dejaron docenas de muertos y cientos de heridos. Y, a juzgar por lo que me dijo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, hay buenas razones para que la región se prepare mejor ante la posibilidad de nuevos ataques. Según el titular del Comité Interamericano contra el Terrorismo, un número indeterminado de jóvenes latinoamericanos fue reclutado por ISIS en Internet, y varios se han unido al grupo en Siria. ‘También sabemos que están retornando algunos después de haber participado en la guerra en Siria. No podemos especular cuántos, pero suficientes como para llevar a cabo acciones (terroristas)’.

Al menos 27.000 extranjeros procedentes de 86 países han viajado a Irak y Siria para unirse a ISIS desde 2011, incluyendo 76 de América del Sur, según un estudio de inteligencia militar. El 9 de marzo, un hombre que se identificó como un seguidor de ISIS asesinó a un conocido comerciante judío en Paysandú, Uruguay. En 2011, el FBI acusó a dos iraníes de participar en un presunto plan para matar al embajador saudita en EEUU, y sus planes incluían un posible ataque en Argentina.

Los expertos dicen que ISIS está siendo derrotado militarmente en Siria e Irak, donde intentaba consolidar su califato islámico, y ahora expande sus actividades en al extranjero para no dar señales de debilidad. Si bien es probable que continúe centrándose en Europa y Estados Unidos, podría llevar a cabo atentados contra las embajadas estadounidenses, europeas o israelíes en América latina, en un esfuerzo por mostrar al mundo -y a sus propios seguidores- que la organización todavía está viva, y que tiene un alcance global. Además, hay muchos otros grupos terroristas de Medio Oriente que ya están activos en América latina, como Hezbollah, respaldada por Irán y con gran presencia en Venezuela.

El año pasado, ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense, el entonces general del Comando Sur, John Kelly, dijo que ‘las naciones aliadas de la región han expresado su preocupación por el creciente número de extremistas islámicos sospechosos en el hemisferio que están viajando a Siria para participar en el yihad’. ‘Algunos obtienen entrenamiento militar y de armamento antes de salir’, dijo Kelly. ‘Cuando estos combatientes extranjeros regresan, tienen experiencia operativa, vínculos con extremistas globales, y la posible intención de dañar intereses occidentales’.

Mi opinión: Lo más preocupante no es que existan algunos jóvenes latinoamericanos hayan ido a Siria para unirse a ISIS sino el hecho de que la mayoría de los países latinoamericanos carecen de servicios de inteligencia concentrados en el terrorismo global. En la región, los servicios de inteligencia son agencias del gobierno dedicadas a espiar a opositores políticos.

Cuando ISIS atacó en Bruselas y París, sólo tomó algunas horas identificar a los terroristas y mostrar sus rostros en la TV. Han pasado más de dos décadas desde los atentados en Buenos Aires, y todavía no se sabe los nombres de los terroristas. Es hora de que la región vea a ISIS, Hezbollah y otros grupos terroristas islámicos como amenazas serias, sin caer en el juego de promover el odio religioso. Ya hay suficientes señales de advertencia.