La gente se acercó a la antorcha gigante en la puerta de la Catedral y con velas propias y otras 400 que regaló el municipio, le dio paso al rito del fuego, una tradición en la fiesta patronal por San Juan Bautista, que anoche se cerró en el principal templo sanjuanino. Luego de encender sus velas, los fieles caminaron en la llamada Procesión de Antorchas, con la imagen del santo precediendo la marcha en pleno microcentro. De esta manera fue reemplazado el ritual de la fogata de San Juan, que esta vez no se hizo por cumplir con el cuidado del ambiente que promueve el papa Francisco a través de la encíclica Laudato Si.

Mas de 500 personas protagonizaron la procesión que partió de la Catedral, fue por Mitre hasta avenida Rioja y luego volvió al templo frente a la plaza 25 de Mayo. Antes, esta marcha terminaba en el predio de España y Mitre y le daba paso a la gran fogata. Ahora, sólo hubo velas y un pebetero.

Previamente, durante la misa, monseñor Alfonso Delgado había mencionado el cuidado del medio ambiente, aunque sin referirse específicamente a la decisión de no encender la fogata. “El Papa nos dice que hace falta una conversión ecológica para cuidar la Casa Común’, expresó.

La ceremonia se llevó a cabo a templo lleno y los pasajes musicales estuvieron a cargo del coro San Clemente. Al término de la misa, sacaron la imagen de San Juan Bautista en andas y el párroco Gustavo Lunas realizó la tradicional bendición del agua y del fuego.

Pese al frío de la noche, ninguno de los fieles se alejó, sino que por el contrario, se encolumnaron para darle paso a la procesión. ‘Iglesia sanjuanina, levántate y anda’, dijeron por los parlantes, además de gritar vivas por San Juan Bautista, Jesús y la Virgen. Tras el avance, hubo una sorpresa en el final. Es que luego hubo retretas y, ya en el Patio de los Apóstoles al costado de la Catedral, compartieron un chocolate entre todos los fieles, gracias a un aporte de la Municipalidad de la Capital.