Pudo ser una tragedia porque justo en ese lugar las madres esperaban bajo la sombra de los árboles que sus hijos salieran. Y precisamente, porque se trata de un patio externo, es que decenas de chicos cruzan por allí para entrar o salir de la escuela. Fue un momento en que no había nadie que colapsó una cámara séptica y dejó abierta una gran boca en medio de la tierra, con aguas servidas al borde. Alertados, un grupo de obreros fue a vallar el lugar y uno de los operarios se hundió al ceder uno de los bordes, rescatado de milagro por sus compañeros. En la escuela La Capilla, la más grande de Calingasta con 400 alumnos, se vivieron momentos de tensión, pero pese a todo no fueron interrumpidas las clases.
El pozo tiene unos 6 metros de diámetro y está a pocos metros de la entrada principal de la escuela. Según informó Adriana Riveros, docente a cargo de Dirección, como la escuela tiene 75 años y a sus instalaciones viejas se suma un problema de revenición, es que no descartaban que la vibración de unas máquinas trabajando en la zona pudo favorecer el colapso. ‘Hubo mucho temor por los alumnos, así que al turno mañana lo hicimos salir con mucho cuidado, lo mismo que a los de la tarde, para que nadie se acercara. Eso fue clave porque el lugar está tan inestable que cayó un obrero y se salvó de milagro’, contó Riveros.
El operario, Daniel Aguilera, trabajaba en el vallado cuando cedió un sector del perímetro del pozo. Se hundió hasta el cuello en las aguas servidas y se tomó de unas mangueras para no hundirse, a la vez que inmediatamente fue rescatado por sus compañeros. De lo contrario, los testigos afirmaron que pudo ser una tragedia.
Algunos padres, por temor, decidieron ayer no enviar a sus chicos a clases, ya que las autoridades decidieron no suspenderlas para evitar que los niños perdieran días.
Desde el Ministerio de Educación indicaron que lo resolvieron porque además de la intervención de la Dirección de Arquitectura contrataron a una empresa para colaborar y acelerar los trabajos en el lugar, a la vez que aseguraron la zona del colapso con un vallado de alambrado. Y además porque habilitaron los baños del CENS, que funciona en el mismo predio. De todos modos, no descartaban parar todo si se intensificaba el olor de las aguas servidas.
