Numerosas organizaciones de bien público y particulares de todo el país, han logrado reunir más de 140.000 firmas en apoyo de un movimiento encabezado por un padre de un chico con autismo que sufre con cada explosión de pirotecnia en Navidad y Año Nuevo. Se reclama la sanción de una ley nacional que prohíba la pirotecnia ruidosa y regule la no ruidosa, estableciendo límites de horarios y lugares. Además se pide que se garantice que quien vende cualquier tipo de pirotecnia esté autorizado y registrado como corresponde.
El niño autista de nombre Ezequiel, vive en Buenos Aires y sufre el denominado trastorno del espectro autista (TEA), por lo que es particularmente sensible a los ruidos. El movimiento que apoya este caso está integrado por 52 organizaciones comunitarias como "Sentido Común” de la ciudad de Tandil, provincia de Buenos Aires, y algunos legisladores porteños que han solicitado en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se prohíba la pirotecnia ruidosa para proteger principalmente a los niños con discapacidad.
Hay que destacar que el uso de pirotecnia ya está regulado en varios municipios del país, tal el caso de Rivadavia y Santa Lucía, en nuestra provincia. También lo hizo Trelew, en Chubut; San Martín de los Andes y Villa La Angostura, en Neuquén; Río Tercero, en Córdoba y San Carlos de Bariloche, en Río Negro, entre otras localidades.
La gran movida en el país contra el uso de pirotecnia se inició en defensa de los animales, especialmente los perros y otras mascotas, pero ahora se hace extensiva, con justa razón, a casos como el de este niño discapacitado bonaerense al que hay que proteger en forma inmediata.
