Mi amigo es flaco, yo soy gordo, entonces nos disfrazábamos de El Gordo y El Flaco, el gordo era él y el flaco yo, pero nos descubrieron por las zapatillas: son las que usamos desde hace años.
Lleva meses idear y luego preparar un disfraz, y sólo sirve para una jornada de cinco horas, que es lo que dura un baile. ¡Tamaño esmero para parecerse a la Cenicienta!, no resulta muy complicado ser el Zorro, el Hada Madrina, el Hombre Araña, el Chavo, nunca falta el muchacho ese que se disfraza de mujer de manera grosera, o hay émulos de artistas consagrados como Charly García o Michael Jackson. ¡Qué elegante la Dama Antigua! Y los Locos Adams, algún Teletubbie.
Nombres propios que se esconden, se escurren, cuerpos que han cambiado, tímidos que no lo son tanto, máscaras que ayudan a decir a otro lo que nunca antes se pudo expresar, cambios en la tonalidad al hablar, ¡te tengo, te tengo, sé quien sos! Pero no, si sos quien pienso no puede ser que me digás lo que estoy oyendo; y a vos, decirte que tu transformación nunca será perfecta, esa manera de mirarme de ningún modo la podrás trocar. ¿Y aquellos dos? ¿Cómo pueden ser novios Batman y Gatúbela?
Contribuyen en la actualidad las casas de comercio que han aparecido con la venta o alquiler de disfraces. Cualquiera puede ser tranquilamente un hermoso Gorila, Gladiador Romano, el Ogro Shrek o Reina de un lejano país, ofrecen también caretas de políticos famosos y uno puede sentirse un perfecto Senador por una noche aunque llegués a la fiesta en la vieja motito cincuenta centímetros cúbicos.
Sorprendió en cierto baile la presencia de un señor que se disfrazó de Buena Persona, ¡vieras que gran impresión causó! Estaba igual, no dejó escapar ningún detalle, no le hacía falta cartel alguno, uno se daba cuenta de qué estaba disfrazado apenas lo veía, un auténtico buen tipo, hacía recordar a viejas buenas personas que habitaban por docenas los barrios del lugar, hasta los que estaban disfrazados de presos lo aclamaban; todas las damas, sobre todo las que estaban vestidas de mujeres perversas, querían bailar con él. Curioso, recibió el primer premio al disfraz mas cómico, y consistía en llevarlo puesto por la eternidad. Cuentan que con el correr de las semanas, renunció a la recompensa. Parece que no aguantaba tanta presión.
