‘Creo que la plata que tenía encima nos salvó de que nos lastimaran. Cuando se las entregué se tranquilizaron un poco’. Mauro I., un contador de 39 años que pidió reserva de su identidad, contaba ayer a este diario el violento robo que le tocó vivir junto a su mujer y sus dos pequeñas hijas el viernes en la noche en su vivienda de un loteo privado de calle Santa María de Oro, Santa Lucía. Los malvivientes sorprendieron al profesional cuando estacionaba en el garaje su camioneta Renault Duster, lo encañonaron y lo llevaron al interior donde se encontraba su familia. Los ladrones revisaron varios sectores de la casa, encerraron a las víctimas en un vestidor y cargaron en la camioneta familiar un bolso con 25.000 pesos, joyas, dos televisores LCD de 42’, dos notebooks, dos celulares, dos cámaras digitales de fotos, una filmadora, un portarretratos digital y unas planchitas para alisar cabello, precisó el contador. El golpe duró alrededor de una hora y luego la Policía halló el rodado abandonado ‘intacto’ en otra parte de ese departamento, informaron fuentes policiales.
El hombre contó que eran alrededor de las 21.45 cuando salió en su rodado a dejar a la niñera. En el interior se quedó su esposa y sus hijas, de 1 y 4 años. Al regresar, el contador fue atacado: ‘me estaba bajando de la camioneta cuando tres sujetos encapuchados aparecieron por el fondo. Los tipos se metieron tras hacer un hueco en la tela del fondo. De ahí me llevaron adentro con mi familia y me exigían que les dijera donde estaba la caja fuerte, pero nosotros no tenemos. Es más, bajaron todos los cuadros buscándola’, señaló la víctima.
Uno de los ladrones llevó al profesional por toda la casa, mientras sus cómplices vigilaban en la cocina a su familia: ‘para no asustarlas, a mis hijas les dije que los ladrones estaban disfrazados por Halloween. Después nos encerraron en el vestidor de nuestro dormitorio. Los tipos estuvieron como una hora en nuestra casa’, contó Mauro I.
Se supone que los ladrones cargaron el botín en la Duster y en calle Angualasto, 200 metros antes de Cordillera de los Andes, traspasaron las cosas a otro vehículo y abandonaron el rodado de las víctimas.
