Como el camaleón, María Fernanda Callejón supo cambiar y reinventarse tanto en su carrera y como en la vida. Lejos de los escándalos y dedicada a la actuación, ésta morocha de 48 años entró al grupo de las casadas el viernes tras dar el sí junto a su pareja desde hace tres años, Ricky Diotto, 14 años menor que ella, con quien busca formar un familia – después de perder un embarazo el año pasado- y sobre quien asegura que es el hombre de su vida.
Felicidad bien merecida entonces. Si algo no se puede negar que la Callejón es una laburante del ambiente del espectáculo. Entró por la puerta grande del teatro de revista a los 18 años, después de audicionar para Moria Casán. De a poco fue destacándose en el rubro y lució su escultural figura y su audacia en seis tapas de la Revista Playboy. En una de esas portadas Callejón posó junto a su hermana Sandra, una de las gatitas de Porcel, mientras que la más reciente la hizo a los 42 años, provocando la envidia del resto de las mortales.
Ella no reniega de sus comienzos como vedette y durante 15 años llevó las plumas cumpliendo perfectamente el rol, hasta que un día decidió que quería dedicarse a la actuación. Así fue que saltó de bando artístico, logrando superar el prejuicio de muchos que pensaron que semejante cuerpo curvilíneo pudiera ser algo distinto a portar diminutos trajes. Pero la cordobesa logró, a fuerza de estudio y preparación, lograr abrirse camino.
Sin embargo, cuando en 2012 su por entonces amigo Ricardo Fort le pidió que se sumara a Fortuna, Fernanda se volvió a calzar los trajes ceñidos y por un ratito volvió ser la femme fatal.
Como sea, son muchas horas de escenario, con plumas o sin ellas, es lo que tiene en su haber esta mujer que desde ahora en adelante, seguirá buscando el rumbo, navegando en aguas más calmas mientras espera conseguir el papel de su vida: ser madre.
