El domingo mostró síntomas de resurrección y ayer los ratificó. Por segundo partido consecutivo dio vuelta un partido que empezó abajo, con el plus que esta vez fue en un clásico jugando en Avellaneda ante Racing y sin Palermo e Insúa, entre otros. Fue 2 a 1 para demostrarle a Basile que hizo bien en quedarse y para demostrar que está vivo. La duda quedó instalada en el otro equipo, porque Ricardo Caruso Lombardi se retiró sin hacer declaraciones y recién hoy se sabrá si finalmente renunciará o no a la dirección técnica de Racing.

Con Riquelme en una buena versión, Boca controló terreno y balón en el primer tiempo. Fue a partir del enganche que tuvo las dos chances más claras de la etapa. Una fue un cabezazo de Viatri, tras un centro del diez, y en otro el nueve no llegó por poco a desviar un tiro cruzado de Riquelme. Con Rosada de volante central y con Battaglia por derecha, el Xeneize le ganó la pulseada del medio a un Racing tan apagado como desde que empezó el torneo. Pero como el fútbol no tiene lógica, en la única que tuvo la Academia, que anoche fue apoyado por una multitud que por momentos se equivocó feo con cánticos xenófobos (ver aparte), facturó para irse arriba en el marcador al entretiempo. A los 32′ un centro cruzado encontró la cabeza de Caballero, quien aprovechó la lentitud en la marca del pibe Sauro, quien ya había fallado en el cierre con Vélez que permitió el primer gol de Caruso el domingo en la Bombonera.

Si Riquelme en el primer tiempo cumplió, en el segundo hizo recordar el Román de la Libertadores del 2007. Al minuto ratificó su influencia en el partido con un derechazo que derivó en la tapada a medias de De Olivera. Viatri, atento a lo Palermo, aprovechó que se durmió en el rechazó Aveldaño y puso justicia con el empate. Pero lo mejor llegó al cuarto de hora cuando la armó Viatri, se la dio a Riquelme quien de taco lo dejó de cara con el arquero de Racing. ¿Resultado? Gol de Boca. Para que Viatri pegue su grito número 13 (ninguna yeta para el reemplazante del Loco) en 42 partidos. Más allá que restaba media hora de juego y la Academia contaba con el apoyo de su gente, quedó una vez más desnudo de ideas. Como le pasa desde hace 93 días cuando ganó su último partido oficial por el Apertura pasado ante Newell’s. Boca, con Riquelme otra vez de abanderado, ratificó que lo de Vélez lejos estuvo de ser casual. Y sí…parece que se despertó.