�Hace varios meses se viene debatiendo públicamente la implementación de la boleta única de sufragio como modificación del Código Electoral Nacional.
Desde la Consultora Acierto hemos participado en el último año en dos procesos electorales nacionales en los que se aplica la boleta única: el de Perú y el de Ecuador. Por eso, se pretende contar algunos efectos de la implementación de la misma en el sistema electoral.
La sábana larga
La lista sábana, aunque es un sistema en retroceso, se aplica aún en Argentina, España, Suecia, Francia, Uruguay e Israel. En la misma, cada partido presenta sus candidatos a todas las categorías que se eligen. En la última elección fueron, para San Juan, nueve categorías, con una boleta de más de 80 centímetros de largo.
Lo cierto es que la lista sábana genera varios inconvenientes que a continuación detallamos.
Cada partido debe hacerse cargo de la impresión de sus propias boletas, por lo que aquellos partidos más grandes tienen ventajas sobre los más pequeños, ya que lo usual es imprimir tres a cuatro veces el número del padrón electoral.
Cada partido debe tener fiscales que garanticen que sus boletas se encuentren en el cuarto oscuro, con el mismo efecto contrario a los partidos que tienen menor capacidad de fiscalización.
Se introduce una dificultad técnica para expresar la voluntad del elector: el corte de boleta. A cualquier ciudadano le resulta más difícil votar a candidatos de diversos partidos o agrupaciones, ya que debe realizar cortes en el sufragio, con la presión adicional de encontrarse en un espacio extraño (el cuarto oscuro) y la presión social de la cola de votantes a la espera de que uno salga.
Esto induce al voto por la lista completa y aumenta las probabilidades de error al emitir el sufragio. Por ejemplo, en estas elecciones primarias, se detectó que en este contexto un porcentaje de electores terminó metiendo en el sobre una boleta distinta (aunque visualmente parecida) de la que expresaba en su intención de voto, por la dificultad de encontrarla en el mar de boletas.
Se facilita el robo y la ruptura de boletas, que aumentan las distorsiones del proceso. Esto podría llevarnos a pensar que la panacea es la boleta única o el voto electrónico. Veamos
Boleta única
Este sistema se aplica en la mayoría de los países de América Latina. En Argentina, la aplican para las categorías locales Córdoba, Santa Fe y, en su variante electrónica, Salta y Ciudad de Buenos Aires. En los sistemas de boleta única existe una “papeleta” en la que aparecen todos los candidatos a una categoría determinada. Por ejemplo, si se aplicara en Argentina en las elecciones generales de octubre para la categoría de presidente, tendríamos una papeleta en la que figurarían Daniel Scioli, Mauricio Macri, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Nicolás Del Caño y Adolfo Rodriguez Saá. Siguiendo la terminología ecuatoriana, el elector “rayaría”, o haría una cruz, en la opción elegida. Y así para cada categoría que se elige.
¿Qué permite ese sistema?
Al existir una única boleta, no queda a cargo de cada frente la provisión de las mismas, y se garantiza que cada elector encontrará todas las opciones disponibles a la hora de votar. Así, se suprime el robo de boletas, se simplifica la fiscalización y se elimina la dificultad técnica para elegir opciones de diferentes partidos, ya que no debe cortarse boleta.
Pero este sistema también genera algunas dificultades: es compleja la implementación para cargos legislativos como los diputados proporcionales, ya que debieran entrar una enorme cantidad de nombres en la papeleta. Esto hace que en muchos casos sólo aparezca el nombre del partido, o los nombres de los primeros candidatos, lo que lleva a que el elector no sepa a quiénes está votando, ya que no aparecen en la boleta. En algunos países se utiliza el “voto preferente” para disminuir esta dificultad, pero el análisis de ese sistema requeriría de otra columna.
Otro efecto de mediano plazo es el del debilitamiento del sistema de partidos y su fragmentación. En Perú, por ejemplo, tuvimos oportunidad de asesorar a un candidato a alcalde, que se presentaba contra 37 candidatos de distintos partidos y movimientos regionales. Otro efecto de esta fragmentación es una menor tendencia a que quien gobierna cuente con mayoría legislativa, por lo que la gobernabilidad también entra en cuestión.
El politólogo Julio Burdman afirmaba hace unos días que la boleta única podría ir también contra el propio espíritu de las primarias, que pretende fortalecer la participación y las candidaturas dentro del sistema de partidos, obligando a los mismos a realizar internas.
En resumen, si bien la boleta única presenta grandes ventajas respecto de la lista sábana, su posible implementación debería ser debatida en profundidad, teniendo presentes los efectos que la misma puede tener en el devenir democrático. En una futura columna abordaremos el voto electrónico, sus potencialidades y sus peligros. ¡Que siga el debate!
