El velocista jamaiquino Usain Bolt y el nadador estadounidense Michael Phelps, quienes vinieron a Río de Janeiro a cerrar sus carreras de la mejor manera, no decepcionaron a los fans y fueron las figuras más destacadas y convocantes de los Juegos Olímpicos 2016. Sin lugar a dudas, Bolt y Phelps fueron los mayores responsables de hacer vibrar al público, que agotó las localidades en cada una de sus presentaciones, en el caso de ellos siendo dos auténticas leyendas en los deportes ‘sagrados’ de los Juegos como son el atletismo en el caso de ‘El Rayo’ y la natación para el ‘Tiburón’ de Baltimore.
Phelps le puso el moño a su brillante carrera como nadador olímpico consiguiendo cinco medallas doradas y una de plata para, de ese modo, cerrar su palmarés con 23 de oro (6 en Atenas 2004, 8 en Beijing 2008, 4 en Londres 2012 y 5 en este Río 2016), 3 de plata (2 en Londres 2012 y la restante en Río de Janeiro) y 2 de bronce (ambas en Atenas 2004).
El oriundo de Baltimore’, de 31 años, ganó las pruebas 4×100 libres, los 200 metros mariposa, la posta 4×200 libres, el relevo 400×100 combinados y los 200 metros combinados individual, mientras que tuvo que conformarse con el segundo puesto en los 100 mariposa, detrás de la sensación de Singapur, Joseph Schooling, quien luego se hizo más famoso por la historia de su foto con Phelps en 2008.
Las superestrellas no se superponen, por esa razón, tras el paso arrollador del nadador y su retiro de escena fue tiempo de Bolt, quien ayer cumplió 30 años y llegaba con la misión de completar su tercer triplete olímpico: 100, 200 y posta 4×100 metros, en la que sería su despedida de los Juegos. El jamaiquino, quien buscaba consagrarse como el mejor velocista, era un caballo que en las apuestas pagaba dos pesos, pero no se relajó y cumplió todos los tiempos. Ganó sin sobresaltos los 100, los 200 y arrasó en el último relevo de la posta 4×100, para repetir lo hecho en Beijing 2008 y Londres 2012.
Bolt agotó los adjetivos, llenó el estadio Olímpico en cada una de sus presentaciones, fue un imán para las cámaras y se robó todos los flashes y, como contrapartida, retribuyó el afecto con gestos y ademanes histriónicos desde el momento que ingresaba a la pista.
OTRAS ESTRELLAS
Un poco más lejos de los flashes y del fanatismo del público se ubicaron otros deportistas que en Río ratificaron su permanencia en el primer nivel. La estadounidense Katie Ledecky se convirtió en la reina del Parque Acuático con sus 4 preseas doradas y una plateada, más los récords mundiales en los 400 y 800m libre. El atleta británico Mo Farah repitió las victorias en 5 y 10 mil metros, mientras que su compatriota Andy Murray se impuso en la final de tenis masculino.
En tanto la gimnasta estadounidense Simone Biles, quien con tan sólo 19 años ganó y en su debut olímpico consiguió cuatro medallas de oro (individual, por equipos y en suelo y salto) y una bronce (barra), para dejar bien en establecido que es la más completa en esta disciplina. Por último, el sudafricano Wayde Van Niekerk dejó en claro que es imbatible en los 400 metros, especialidad en la que no sólo se impuso sino que con un registro de 43,03 batió la marca mundial que por 17 años había sido del estadounidense Michael Johnson. En tanto que en los 800 metros femeninos, su compatriota Caster Semenya, envuelta en una polémica en su condición sexual (no tiene útero ni ovarios pero sí testículos internos) ratificó que es invencible.
