El arquero de Gimnasia, Yair Bonnin, impresionó de entrada por su altura. En el saludo se notó que le sacaba una cabeza al más alto de San Martín.
Después, con el correr de los minutos fue destacandose por sobre el resto de sus compañeros porque en sus seguras manos quedaron ahogados varios gritos de San Martín. Tiene 24 años, el de anoche fue el segundo partido en Primera División. Heredó el puesto que durante muchos años fue propiedad de Monetti y demostró que le sobran condiciones para perpetuarse en él.
El entrerriano de 1,88 se estiró cuan largo es ante un cabezazo de López, a los 5 minutos de empezado el partido.
Después, a los 18 minutos cuando arreciaba la ofensiva verdinegra, le tapo un remate a Figueroa, que definió por abajo, luego de recibir un taco de Bueno.
Tuvo varias intervenciones acertadas más, pero fue clave la tapada (haciendo la jugada que Hugo Gatti bautizó “la de Dios”), en otro mano a mano con Figueroa. Sobrio, transmitió seguridad desde el arco.
