Un veintinueve de septiembre de 1899 nació Ladizlao Biro, un húngaro que emigró a la Argentina y tuvo el tremendo mérito de cambiar la escritura al inventar la clásica “birome” con que bautizó el sistema con un bolita de tinta flotante. En su honor se conmemora esta fecha como el Día del Inventor en nuestro país. San Juan no escapa a ello y a Marcelo Torres, poseedor de un estudio para marcas y patentes; se le ocurrió reunirlos en grato brindis celebrado en una privada vinoteca.
Desde hace mucho tiempo, según el relato de Gringo de Lara; los inventores sanjuaninos tratan de tener una filial del Registro Nacional que sólo habilita en Buenos Aires. Los trámites se hicieron y a pesar que en algún momento fue Secretario de Ciencia y Técnica un sanjuanino, Tulio Abel Del Bono; nunca pudieron concretarlo.
Forjaron desde entonces una Asociación Sanjuanina de Inventores y eligieron presidente a Carlos Graffigna, que en su momento también fue secretario de Ciencia y Técnica de la Nación y como vicepresidente, a Rodolfo Díaz Cano. Lo cierto es que los inventores locales atesoran diseños y proyectos de muy buen nivel que no ven la luz todavía, en el afán del registro previo que conlleva toda idea para ser preservada.
Finalmente, hay que agregar que en este momento los tres últimos inventos registrados son el de Pablo Martinazzo, con un quirófano móvil; Ricardo Azcona y Luis Estrada, con una caja negra para transporte de carga o de pasajeros y Ricardo González, con un procedimiento para obtener energía, hielo y agua potable basados en el movimiento de las cosas.
