Julio Brizuela salió decidido a ganar y lo hizo con gran autoridad. De entrada se puso a la cabeza del pelotón, marcó en todo momento el camino y sin especular en ninguna parte del recorrido fue sacando ventajas siderales. Es verdad que la suerte estuvo de su lado, que la rotura del porta sillín en la máquina de Mauro Berrocal, le dio oxígeno extra, pero también es verdad que mientras estuvieron los dos en carrera mano a mano, Brizuela siempre fue el que le puso la cara al viento.

Ambos llegaron a la última fecha de la Copa SRAM (torneo de tres competencias) con similar puntaje, el que saliera adelante se consagraría campeón. Después de dar un giro completo con Berrocal sellado como una estampilla a su rueda trasera, se produjo el inconveniente que retrasaría al pedalero de Rivadavia. En ese instante, que fue decisivo, Brizuela respondió como lo hacen los campeones, que cuando ven herido a su adversario no lo perdonan. Apretó aún más el ritmo y se escapó. La diferencia que sacó orilló los ocho minutos, una luz que le sirvió para regular un poco su marcha en el tramo final, donde se transitaba por el lecho de un río que traía hilos de agua dejando a la vista traicioneras y filosas piedras que demandaban toda la pericia de los corredores -cuyos físicos orillaban el umbral de su exigencia- para evitarlas.

La última cita de uno de los torneos que organizan Paraíso Aventura y Adventure Pro fue para un ciclista de montaña que ha ido creciendo a pasos cortos pero firmes. Para un animador importante en todos los terrenos. Para quien ayer supo dosificar bien sus energías e hizo gala de una guapeza admirable.

Similar garra mostró su vencido de ayer, Berrocal, quien luego de haberse retrasado hasta el puesto 25, recibió un portasillín prestado y empezó una persecución impresionante. Fue un espectáculo verlo descender arriesgando el pellejo. El esfuerzo le sirvió para recuperar la posición de escolta, pero no le alcanzó – "yo sabía estamos muy parejos", diría después- para pelearle el liderazgo a Brizuela, quien estuvo con todas las luces encendidas y terminó festejando una merecida victoria en la competencia y en el torneo.