“Sabía que me iba a pasar esto, me lo veía venir. La enfermedad me avanzó muy rápido”, dice apenas con un hilo de voz Daniel Brunetto (55). El ex arquero e ídolo de San Martín, Unión, Alianza y Trinidad, entre otros, confiesa que está perdiendo la batalla que le presentó a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una extraña enfermedad que va atrofiando los músculos del cuerpo y que no tiene cura. Ahora lo tuvieron que internar por problemas respiratorios, a la vez que su movilidad es mínima, no puede comer por sus propios medios y encima sigue sin jubilación y cobertura social. Desde su cama de internación, Brunetto lanza una frase conmovedora que lo muestra dolorosamente resignado ante el avance de la enfermedad: “De esta ya no salgo”.
Al ex arquero le diagnosticaron ELA en diciembre del año pasado, luego de varios meses sometiéndose a diferentes estudios. Hiperactivo toda su vida, el campeón pronto se encontró encerrado en un cuerpo que ya no le respondía. Es que la esclerosis lateral amiotrófica es una agresiva enfermedad degenerativa cerebral, que ataca las células nerviosas que controlan los músculos voluntarios. Entonces, tanto el cerebro como la medula espinal pierden la capacidad de iniciar y enviar mensajes a los músculos del cuerpo, que se atrofian gradualmente.
El sábado pasado, Daniel empezó con problemas para respirar y lo llevaron al hospital de Pocito, cerca de su casa. De ahí fue derivado al Marcial Quiroga pero luego, con ayuda económica de su familia y de amigos pues no tiene obra social, lograron internarlo en una clínica de avenida Libertador. En su cama que parece grande para la delgada figura que la enfermedad lo va a obligando a tener, Daniel ahora está conectado a un aparato que le brinda oxígeno, mientras que su esposa, María Rosa, no se despega ni un momento de él. Ella le da de comer preparados líquidos, que Brunetto apenas puede tragar porque los músculos de su garganta lo van abandonando.
“Ya casi no puedo hablar y me cuesta respirar. Los brazos no me funcionan y apenas puedo mover las piernas. Viene mal la mano para mí”, cuenta Daniel, casi susurrando.
En la clínica lograron estabilizarlo, le están realizando diferentes estudios y en principio seguirá internado un tiempo más, pero Daniel quiere volver a su casa. Para eso necesita conseguir una internación domiciliaria, que no está a su alcance.
Es que en la empresa que trabajaba lo echaron y lo dejaron sin cobertura social. Y desde mayo que espera que salga su jubilación, que le permitirá acceder a PAMI. Pero pasa el tiempo y lo van postergando. “Todos los meses me dicen que está por salir, pero nos tienen a las vueltas. Ahora me dijeron que espere hasta enero”, cuenta María Rosa, resignada ante esos trámites que no saben del día a día en la lucha de una enfermedad sin cura.
Brunetto era el sostén de una familia con 5 hijos, uno de los cuales es trasplantado del riñón. Pero enfermo y sin trabajo, se le hizo todo cuesta arriba. Le brindaron una pensión, pero no es suficiente. Afortunadamente para Daniel, toda su familia está unida y empuja para adelante.
Una opción que manejan ahora es tratar de conseguir ayuda del Ministerio de Desarrollo Humano, para que cuando reciba el alta, pueda ser cuidado en su casa. Es que con esa asistencia social, Daniel podrá garantizarse la provisión de oxígeno, la visita de un médico y de un kinesiólogo.
“Me gustaría seguir todo esto en casa, en mi cama, rodeado de mi esposa, mis hijos y mis cuatro nietos que acá a la clínica no pueden venir. Si ya no hay vuelta atrás con la enfermedad, quiero estar con ellos”, confiesa con dolor el ídolo.
