Desde el mes próximo será pública la convocatoria de proyectos para el desarrollo de un “Centro de Tratamiento y Disposición final de Cauchos en Desuso” y en este marco la posible solución al acopio de neumáticos de los fuera de ruta en la industria minera. La asignación de proyectos se prevé en octubre y de este modo comienza a hacerse palpable lo establecido en la recientemente sancionada ley 1434-L, “Ley para el Sistema Integral de Gestión de Cauchos de Desecho” generados en la provincia.
“La convocatoria de proyectos será para todo el país y si bien será para todo tipo de neumáticos, se hará hincapié en el tratamiento de los neumáticos mineros que hoy son un pasivo ambiental sin solución a nivel local y nacional. Lo bueno es que se busca dar respuesta a una problemática local que a su vez pondrá a San Juan en la vanguardia sobre el tema”, dijo al respecto Raúl Tello, titular de la Secretaría de Estado de Ambiente y Desarrollo Sustentable provincial. Desde esta perspectiva y según Tello, la intención es que San Juan se convierta en la provincia encargada de tratar y procesar los neumáticos de la industria minera del país.
Según el Art.20 de la norma, posteriormente a la construcción y la puesta en operación del Centro de Tratamiento “será de carácter obligatorio a las empresas inscriptas en el padrón de generadores de cauchos, la gestión adecuada para el tratamiento y disposición final de los cauchos acumulados a esa fecha”. El Centro funcionará en el Complejo Ambiental San Juan, situado en el límite entre Rivadavia y Pocito.
Actualmente no existe en Argentina una planta de reciclaje de neumáticos mineros funcionando de manera industrial y continua. Sí la hay para neumáticos convencionales como la que funciona en la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), partido de San Martín en Buenos Aires, una planta procesadora diseñada según las bases técnicas definidas por el Centro INTI-Caucho.
En San Juan y según datos de la Secretaría, hay entre 12 mil y 14 mil toneladas de neumáticos en desuso, de los cuales el 60 por ciento pertenece a los generados por la industria minera. Integran esta cifra las súper ruedas de los gigantes Caterpillar, que son apiladas en áreas de acopio de los yacimientos y que en algunos casos como en Veladero, un proveedor realiza el recapado y recauchetado de los neumáticos fuera de ruta para una mayor vida útil y un menor consumo en la operación.
El problema del tratamiento y procesamiento de los neumáticos gigantes parte precisamente de su tamaño. Sólo para tener una idea: Un neumático minero tamaño R57 que es el que usa un fuera de ruta 793C, pesa 5000 kilos; tiene 4,03 metros de diámetro; 1,50 metros de ancho y 1,48 metros de largo. Para cada una de estas ruedas se requieren 890 kilos de acero (similar a lo que se necesita para construir dos autos pequeños) y unos 3850 kilos de caucho.
Puesto en perspectiva, las propuestas que se presenten deberán contar con la tecnología, métodos e infraestructura que puedan dominar a estos colosos. “Se evaluarán todos los proyectos, priorizando a los que puedan convertir a este pasivo en un activo y que además genere fuentes de trabajo, son múltiples las aplicaciones que se puede dar a la reutilización del caucho”, concluyó Tello.
Hasta la fecha y a nivel local sólo hubo una propuesta vinculada a la gestión de neumáticos. Fue en 2013 en el marco de la “Feria Minero Andina” por parte de la gente de Econcept Soluciones Ambientales, con una planta de corte y triturado de neumáticos cuyo subproducto derivado se proponía ser utilizado como combustible de los hornos caleros. La iniciativa en ese momento no prosperó puesto que se buscaban capitales para ejecutarla.
En 2014 investigadores de la Universidad Nacional de San Juan iniciaron el proyecto “Desarrollo de tecnología para la reducción de tamaño y biodegradación del caucho”. Fue una tarea multidisciplinar entre el Laboratorio de Hidrometalurgia del Instituto de Investigaciones Mineras (IIM) y del Laboratorio de Microbiología Minera también de este instituto; cuyo objeto final era la obtención de biosurfactantes, que son moléculas producidas por microorganismos que presentan una alta actividad de superficie y tienen propiedades emulsificantes. Estos biosurfactantes pueden ser utilizados para incorporarlos a la producción de detergentes y múltiples productos industriales que habitualmente usan surfactantes pero de origen químico. Según confirmó Luis Gutiérrez, ingeniero y miembro del laboratorio de hidrometalurgia, se obtuvieron resultados parciales que dan lugar a seguir profundizando en la investigación. Entre ellos se determinó que la biodegradación del caucho es posible, pero como el proceso es muy lento, deberán investigarse nuevos métodos que lo aceleren para hacerlo factible a una aplicación industrial.
