Juan Ibáñez (24) nació en Bermejo y vivió toda su vida en ese lugar. Desde niño pudo presenciar cómo se vive cada fiesta de San Expedito y el movimiento que esto genera en el pueblo. Hasta hace unos años, el muchacho trabajaba en el campo, pero de a poco empezó a armar un almacén que florece cada abril cuando se acerca la fiesta patronal.

Este año empezó a hacer el contrapiso para que la gente esté más cómoda. El año anterior techó el patio y de a poco va comprando heladeras y estanterías. “Trabajamos a paso de hormiga porque el presupuesto no nos da. Pero hay tanta competencia que sí o sí hay que brindar un servicio mejor cada año”, dijo Juan.

Su negocio está cerca del santuario y por estar en buena ubicación es uno de los más privilegiados. Sin embargo, Juan contó que cada año hay más gente de la ciudad que se instala en el lugar para vender desde gaseosas, hasta leña y carne para asado.