Difícilmente Daniel Kenan haya pensado a los 10 años cuando se calzó los primeros patines que iba a disputar un Mundial en San Juan. Pero sí tuvo determinación para con esa edad advertir que jugaba “sólo si era al arco”. El tiempo pasó y hoy el Turco, a los 28 años, afrontará su segundo Mundial. Dice que la base para llegar es su familia, que le hubiese encantado que su papá estuviera en este gran momento y que espera ser campeón. Ayer, en el último día libre que tuvo la Selección argentina, se levantó muy tarde porque “hace tiempo que no dormía en mi cama”. Sin embargo, Daniel abrió las puertas de su casa, el lugar donde todo comenzó…
-¿Qué es lo que hay acá, en tu casa, que nunca vas a encontrar en una cancha?
-La contención que tengo acá no la voy a tener en ningún lado. Siempre cuando tengo la suerte de ganar se lo adjudico y se lo agradezco a mis compañeros, pero fundamentalmente a mi familia.
Cada triunfo es para ellos y si no tuviera ese apoyo sería difícil estar en una Selección. La alegría que me da verlos después de tantos días concentrados es como que te da aire para seguir.
-¿Cuando empiece el Mundial y entres al Cantoni, son a los primeros que vas a buscar?
-Sí, totalmente. Más allá del marco que va a llamar la atención, porque he tenido la oportunidad de jugar finales, pero nunca con todo el público para vos y que dependa de vos, sin dudas que voy a buscar a los seres queridos entre medio de tanta gente.
-Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿te gustaría que tu papá estuviera ahí?
-Sí, sin dudas. Y mi viejo hubiese estado seguro. Es algo que está pendiente.
-¿Que parte cumple él en esto del hockey y de llegar a este momento?
-Mucho. Mi viejo no era un super deportista pero siempre inculcaba que las cosas que se hacían se hicieran bien. Y eso queda. Mi viejo falleció hace 13 años y parece que fue ayer.
Tengo muy presente todo, porque si bien me tomó muy chico, con 14 años, es como que esas cosas han quedado grabadas a fuego. Y parte importante de esto es por y para él.
-¿Tuvo mucho que ver tu familia en que hayas optado por el hockey?
-A los 8 años ya era un desastre, me escapaba para jugar al fútbol. A los 9 fui a jugar a Trinidad porque me tenían que mandar algún lado ya que andaba “manyineando” todo el día, pero como éramos socios del Banco Hispano, a los 10 arranqué con el hockey. Me dijeron probá, porque mi hermano jugaba en UVT, pero no quería saber nada. Hasta que fui a entrenar, un primo me regala unos patines, pero les dije “yo quiero ser arquero”, y mi papá decía no. Cuando él se iba de los entrenamientos me ponía el equipo de arquero y cuando volvía me lo sacaba. Hasta que me vio un día, lo correteó al técnico y desde ahí lo aceptó y a las 2 semanas empecé a jugar.
-¿Qué cambios hay de aquel niño de 10 años, a este de 28 ya consolidado?
-Muchos, Banco Hispano es mi casa, me formó en todo sentido. Pero el cambio grande fue cuando me fui a Estudiantil. Tuve la suerte de tener otro roce y jugar los campeonatos más importantes. La maduración fue de a poco, a los 14 debuté en Primera en Hispano, pero el golpe de horno final fue en Estudiantil.
-¿Te acordás dónde estabas hace 10 años atrás en la final del Mundial en San Juan?
-Popular sur, bien arriba, trabajando en la organización porque no tenía plata para pagar el abono y de ahí vi el partido. Y cuando perdimos se me cayeron las lágrimas.
-¿Cuánto te sirvieron los meses que te fuiste a España para perfeccionarte (a principio de este año)?
-Mucho. Entrené y vi mucho, hice cursos. Cuando volví me sentía muy bien, pero tenía casi 5 meses sin competir y en el primer partido (ante Unión) me tuve que salir porque en 10 minutos me hicieron 4 goles y me preguntaba que pasó. Después lo pude aplicar y aprendí mucho.
-A una semana del inicio del Mundial ¿te sentís titular?
-No, porque todos tenemos un nivel muy parejo. Sin dudas que me gustaría serlo, pero acá no tengo ventajas por haber estado en el Mundial pasado. Luis (Maldonado) viene de Mendoza, Martín (Alvarez) trabaja todo el día y además es papá. Nos hemos reventado los tres para ser titulares y todos estamos en igualdad.
-¿Tenés amigos dentro de esta Selección?
-Sí, con Lucas (Ordóñez) de chico. Y con el resto no somos íntimos amigos, pero se ha hecho un grupo muy compacto en estos tres últimos años.
-¿Que esperás del Mundial?
-Que queda la imagen de lo que somos y lo que hacemos. Del sacrificio con el que nos cuesta el hockey acá. Y en lo deportivo, que sigamos llevando la línea que tenemos, porque de a poquito el equipo ha ido subiendo para coronarlo el 1 de octubre jugando la final. Esperamos ese día estar a la altura para ganarla. Estamos haciendo todo para ser campeones.
