Algunas veces el ser humano necesita de la calidad, otras de la cantidad y dependerá, en definitiva, de las circunstancias.

La calidad suele significar un conjunto de cualidades cuya síntesis hace que algo llame la atención por su mejor presentación y efectos, factores que juegan en el interés de la gente tanto si se habla de un producto como si se trata de algo que hace individualmente el hombre como producir, escribir, hablar, enseñar o vender.

No importa tanto la tarea como el sello de la calidad. La cuestión es hacer. Y así, un abanico generoso de ofertas permite que mucha gente revele con claridad su gusto. Ello se traduce en una mejor ocasión para muchos. El resultado es el hallazgo de "algo" que tiene que ver con la calidad. En tanto que la cantidad tiene un cierto sentido ponderativo (es más o mucho de algo buscado) que puede ir desde una cosecha de granos hasta el acentuación del pensamiento en el que se busca una significación filosófica y o matemática de lo que generalmente se considera un asunto mayor.

La cuestión es que con estos dos términos se exponen múltiples temas y acciones porque el hombre vive atado a ellos durante toda su vida.

Detrás de cada interrogante de vida reside la calidad o la cantidad, factores que difícilmente puedan asociarse en un análisis serio de situaciones que involucran a los hechos sociales y o culturales o al destino del hombre. Si se habla del mundo informativo se advierte que una enorme cantidad de noticias llegan al ser humano como resultado del desarrollo de los circuitos tecnológicos de la información. El asiduo lector, radioescucha y televidente si tiene un sentido de selección no se pierde en la marea informativa. Sólo selecciona lo que le interesa saber.