Hace unos días apareció un graffiti agraviante en la estatua del Libertador General San Martín ubicada en el Parque de Mayo. Al mismo tiempo, un video de ficción agresivo hacia la Presidenta de la Nación. No nos debería extrañar. Tal vez nuevas muestras de irreverencia y barbarismo sigan apareciendo en una sociedad que se va nivelando para abajo, aunque siempre -como se verá más adelante- existan nichos virtuosos que hacen alentar esperanzas.
El graffiti de marras se atribuyó a un sector de la hinchada de Sportivo Desamparados, por su antagonía con el club San Martín. Pero no fue la hinchada de Sportivo. Fue la erupción epidérmica de un cuerpo social en apariencia enfermo. Es el resultado de un proceso donde "todo es igual, nada es mejor”, como sentenciara Enrique Santos Discépolo en su inmortal "Cambalache”.
La degradación a que es sometida diariamente la figura paterna, de los maestros, de quienes deben ejercer algún tipo de autoridad o investidura; el desprecio a las normas, a las leyes, al derecho de los demás, a la familia, no pueden dar otro resultado. Estamos forjando una sociedad mediocre, donde escasamente se premia el esfuerzo, se subvalora el mérito y se fomenta el facilísimo.
Hace unos días escuché la queja de una maestra: un alumno de segundo grado se le paró enfrente y la espetó "¿Quién sos vos para mandarme..?”. Citó a los padres y en vez de recibir la comprensión de los progenitores casi liga una trompada por parte de ellos. Y no fue un caso aislado. Ahora, ese "¿quién te crees que sos?” le llegó a los próceres, en este caso San Martín. Le hará compañía a nuestro pobre Domingo Faustino Sarmiento quien ya está curtido en estos menesteres de caer en manos oprobiosas. Ni "Padre de la Patria”, ni "Maestro de América”. Nadie se salva y vemos que "mezclao con Stavisky va Don Bosco y "La Mignon”, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín…”.
La mano que pintó aquel insulto soez, la guiamos entre todos, queriéndolo o no. Es responsable un tejido social que sin miramientos y hasta con burla, puede bajar del pedestal al más pintado. Es lo que se aprende de los mensajes que llegan a diario por parte de los cultores del vale todo: todo está bien, todo puede ser.
La señora Presidente de la Nación ha sufrido en carne propia estas deformaciones del ejercicio de la libertad, con la publicación de un video de ficción que lesiona seriamente el respeto que merece su investidura. El agravio, esta vez, no provino de un barra brava, sino de una revista de gran circulación, cuya dirección editorial se supone erudita e informada.
Aquí vale lo mismo "un burro que un gran profesor” y se promete que no habrá "aplazaos ni escalafón”.
Pero quiero ser optimista. Las sociedades suelen generar sus propios anticuerpos.
En las páginas de DIARIO DE CUYO se informa a menudo de grupo de jóvenes emprendedores que aprovechando su inventiva y el financiamiento blando de instituciones gubernamentales y de ciertas ONG, se inician en la actividad productiva; otros se destacan en la música, en las letras, en los deportes. Es argentino el científico de la NASA que guió la nave en su descenso en Marte. Hemos tenido entre nosotros a personas que se han destacado a nivel mundial como René Favaloro, César Milstein, Ariel Ramírez, Julio Cortázar, Juan Manuel Fangio y tantos otros notables que nos han hecho quedar muy bien en la consideración del mundo entero.
En estas reservas virtuosas y talentosas, en el fomento a la cultura del trabajo y de la educación es donde hay que focalizar la acción, para que derrame luego en toda la sociedad.
Será el modo en que salgamos de este "merengue en que estamos todos revolcaos” y la Argentina recupere su tradición de pueblo culto y pujante.
(*) Periodista.
