Pedro comenzó intentando embocar el taco de madera dentro del aro sin moverse de la silla. Pero al rato se paró para mejorar el tiro, pese a que apenas podía moverse por el dolor de cintura. Esto ocurrió en el Hogar de Ancianos donde se están desarrollando diferentes actividades recreativas que hacen que los abuelos se olviden de sus dolencias al menos por un rato. Las actividades se realizan en el marco de las colonias de invierno para adultos mayores que organizó el Gobierno de la provincia.
Por unos 10 minutos, Víctor ejercitó los dedos de su mano derecha. Lo hizo para aminorar el dolor que le provoca la artrosis y poder sujetar el lápiz. Quería dibujar un gato, su mascota preferida. A la media hora terminó su dibujo y preguntó si lo podía pintar verde, lo que provocó la risa de sus compañeros que también participaron en el taller de dibujo y pintura. Esta actividad se realizó en el quincho del Hogar de Ancianos donde los abuelos obtuvieron diferentes materiales para hacer su trabajo. También dispusieron de rompecabezas para entretenerse después de terminadas sus obras.
El Sol comenzó a calentar y eso entusiasmó a los abuelos que estaban al aire libre jugando al tejo. Uno tras otros practicaron su puntería desafiando los malestares físicos. A Miguel le pusieron el aro más cerca para que embocara el taco de madera, ya que el dolor que tiene en el brazo derecho no le permite extenderlo por completo. Pero no aceptó contemplaciones a la hora de jugar. Se paró, tomó envión con el cuerpo y arrojó el taco al aro que estaba más lejos. No lo embocó, pero celebró el logro de haber superado sus limitaciones aunque sea durante lo que duró la competencia. ’Los achaques no me van a dejar afuera de la diversión’, dijo mientras se preparaba para el segundo lanzamiento.
De 10 a 12, y durante las vacaciones de invierno, los abuelos del hogar pueden disfrutar de diferentes actividades recreativas que varían según el día. El jueves pasado, compartieron una función de títeres con sus familiares y hoy podrán participar de juegos de mesa y de clases de folclore. Francisco fue el primero en anotarse en el taller de baile para divertirse, a pesar de que no podrá bailar: tiene 68 años y el lado izquierdo de su cuerpo paralizado por un accidente cerebrovascular.
