Valeria y Carlos Riveros caminaron toda la noche empujando el changuito que cargaba a su hija Alejandra, de 5 meses. Recorrieron el camino que va desde la ciudad de Caucete hasta el paraje de la Difunta Correa. Su objetivo era agradecer. Es que, según la pareja, Valeria tuvo un embarazo normal, pero cuando su hija iba a nacer tuvo problemas de presión y le hicieron una cesárea de urgencia. En ese momento, Carlos decidió pedirle a la Difunta que los ayudara. Ahora la nena está sana y por eso, además de la caminata, Carlos subió la escalera de rodillas y encendió 5 paquetes de velas.