“Se parece a una tortuga”. “Es igual a un cóndor”. “Tiene la forma de una abuela”. Fueron cientos de conjeturas las que surgieron tras ver las atractivas formas que sobresalían de las montañas. Sólo hubo que agilizar la imaginación para ver objetos, animales y hasta personas, como quien juega a armar figuras con las nubes. Son tantas las geoformas que alberga Ischigualasto que se podría estar horas bautizándolas. Ahora, tras la caída de uno de los periscopios de la vedette de Ischigualasto, El Submarino, buscan incluir nuevas geoformas en los recorridos. Si bien el proyecto está dando sus primeros pasos ya hay varias figuras identificadas y sólo basta con colocarles nombre para lanzarlas al estrellato. Los casos que están a la vista y más fáciles de incluir en el circuito son la imponente tortuga y el nido de cóndores. En cuanto a El Coro, todavía no se decide si formará parte del recorrido porque se trata del sitio con más riqueza paleontológica en su interior y quieren evitar el impacto humano. Pero, lo que sobra en Ischigualasto son geoformas.
