Los All Blacks se coronaron ayer campeones del Mundial de Rugby Nueva Zelanda 2011, tras vencer a Francia por 8-7 con apoyo de unas 60 mil personas en el estadio Eden Park, de Auckland.
Ante el mismo rival y nuevamente como locales, los neozelandeses ganaron la Copa del Mundo por segunda vez en la historia, tras el logro en la primera edición de 1987.

De esa forma, igualaron a Sudáfrica y Australia como los más ganadores del torneo, que tiene a Inglaterra como único campeón del hemisferio norte con el título de 2003.

Un try del pilar de Tony Woodcock, a los 14 minutos del primer tiempo, y un penal del ingresado Stephen Donald, a los 4 m del segundo, le alcanzaron a los All Blacks, verdugos de Los Pumas en cuartos de final, para atrapar el título.

Francia, que eliminó a Nueva Zelanda en los mundiales de 1999 y 2007, descontó a los 8m. del complemento con un try de Thierry Dusautoir, convertido por Francois Trinh-Duc.

En la primera fase, Nueva Zelanda le había ganado a los franceses por 37-17.

Esta vez, la imprecisión del pateador local Piri Weepu impidió que la distancia entre ambos equipos fuese mayor y el partido mantuvo el suspenso en el marcador hasta el pitazo final del sudafricano Craig Jubert, que produjo el estallido de la multitud en Auckland.

Nueva Zelanda marcó claras diferencias en el juego durante la primera parte y en la segunda, luego del recorte francés en el tanteador, asumió una postura conservadora para cuidar la exigua ventaja.

De esta forma los locales fueron tratando de tranquilizar el juego y manipular la guinda ya que conservar el marcador era lo mejor para ellos, pero por el lado de los franceses, la desesperación de saber que la gloria estaba a un sólo punto era algo con lo que tenían que jugar en contra. Esa fue la clave del partido para los hombres vestidos de negro, ya que ponerle paños fríos al encuentro era el negocio que debían hacer y mantener de cara a los últimos minutos de la copa del mundo que debían ganar, por obligación al ser locales y favoritos.

Los 32 minutos finales se jugaron con extrema tensión en el ambiente con una Selección de Francia que buscó obstinadamente y sin éxito el in goal y los palos del rival.