Llegaron al Autódromo y salieron del colectivo que las transportó hasta allí saludando a todas las personas que se cruzaron detrás del escenario. Entraron rápido a los 2 trailers preparados para ellas y se sentaron para que les retocaran el cabello. Estaban sonrientes, felices y aseguraron que aún no habían caído, es más, dijeron que ni siquiera querían pensar en que estaban a punto de vivir la última actividad como candidatas a Reina del Sol. Por eso, ayer por la tarde, las chicas hablaban entre ellas como si fueran a verse nuevamente el lunes próximo y aseguraron que todavía no se les había ocurrido que debían despedirse.
Eran las 20 y en los trailers ubicados a orillas del escenario, diseñadores y peluqueros esperaban a las candidatas nerviosos. Es que para esa hora, las chicas debían estar listas, sin embargo aún no llegaban. Las luces del colectivo que las trasladó desde el hotel a la fiesta trajeron tranquilidad. Las chicas bajaron sonrientes y saludaron con las manos a los técnicos que aplaudieron su paso mientras avanzaban para recibir los últimos retoques y vestirse antes de salir a escena.
Habían pasado la mañana en la peluquería y, por la tarde, se prepararon en el mismo hotel en el que vivieron más de un mes juntas mientras se capacitaban. “La verdad, pasamos un día hermoso. No estuvimos pensando en que teníamos que despedirnos, creo que todavía no caemos”, contó la candidata de Rivadavia mientras esperaba su turno junto al peluquero. Y la representante de Santa Lucía agregó que “es rarísimo, porque hoy estábamos hablando y decíamos: El lunes tenemos que traer el mate. Es como que no nos damos cuenta de que ya no vamos a volver al hotel todas juntas”.
Sin embargo, los nervios y la emoción se hicieron notar en algunas de las chicas a través de sus lágrimas. La candidata de San Martín confesó que durante la jornada de ayer se transformó en una de las más lloronas del grupo. “Estoy muy feliz, me emociono todo el tiempo”, contó la morocha.
Tras los arreglos en el cabello, las chicas se colocaron los vestidos rojos con los que subieron a escena y se desearon suerte entre ellas. Estaban eufóricas y con un sinfín de sentimientos concentrados. Sin embargo, aún en ese momento, estaban seguras de que se darían cuenta de que esa etapa había terminado recién cuando volvieran al colectivo para regresar al hotel, tomar sus cosas y volver a sus casas junto a sus familias.
