Monstruoso, de dientes afilados y prepotente para desplazarse entre el cardumen, el furibundo pez ya no puede moverse con la impunidad y el anonimato que la daba la oscuridad del agua. Identificado y atrapado, guarda en su lomo un registro incalculable de muertes. Se trata del bautizado "Asesino del lago", una bestial carpa de casi un metro y medio de largo y unos 15 kilos, que fue atrapada durante la histórica limpieza del lago del Parque de Mayo.
Ya se completó la captura de todos los peces del estanque, un proceso largo y trabajoso que había comenzado el pasado 15 de septiembre, y entre todos los ejemplares atrapados, que son de importante porte, hubo tres que impactaron a los trabajadores del lugar: además del Asesino, fue agarrado el apodado Submarino, una carpa más grande aún y sumamente escurridiza, que se desplazaba siempre por el fondo del estanque, y la Vieja del Agua, un pez negro, recubierto de una especie de duro caparazón y de unos 40 centímetros de longitud, especie que no fue sembrada originalmente en el estanque.
El Asesino se entregó solo, víctima de sus instintos letales. Y fue con alevosía, a la vista de sus captores que se quedaron boquiabiertos con semejante declaración de culpabilidad. "Cuando estaba en la cuba del camión, esperando el viaje al Hidrobiológico, le metió un mordiscón a otro pez y le sacó un pedazo. Lo mató en el acto", dijo Roberto García, titular del Obrador de la Dirección de Arquitectura, que tiene a su cargo la histórica limpieza del lago.
Al principio se pensó que era un dientudo sobrenatural (los ejemplares más grandes apenas pueden llegar los 30 centímetros), pero en realidad se trata de una carpa, según el biólogo Marcelo Jordán, de Áreas Protegidas de Medio Ambiente, quien atribuyó el inusual ataque a un posible estado de estrés, por la captura y el cambio de hábitat.
Por su accionar caníbal en la cuba, se ganó el alias y para colmo le endilgaron otras muertes, por suposición. "No me extrañaría que haya sido el que se comió a los pejerreyes del lago. En todo el cardumen capturado, no hay ningún pejerrey", agregó García, quien el día de la captura se sacó una foto con el animal, para guardarla de recuerdo.
El otro pez llamativo es el Submarino, que se les había puesto entre ceja y ceja a los empleados del Obrador, y lo bautizaron así porque andaba siempre en las partes bajas del lago. Es también una carpa que muchas veces estuvo cerca de las redes, pero se las rebuscó para escaparse. Tanto se escabulló, que lo pudieron atrapar cuando ya casi no quedaba agua y los empleados avanzaban caminando por la base del lago. "Costó mucho capturarlo, era muy escurridizo. Medía más de metro y medio y en la cuba quedó medio doblado, así que el jefe lo mandó directo al Hidrobiológico", relató Roberto Illanes, uno de los empleados que trabajó durante las noches, el horario que más efectividad ofreció para la captura de los peces.
Por su parte, otra especie que no se sembró originalmente y que fue hallada en el estanque es una gran Vieja del Agua o limpiavidrio. Además de su importante longitud, su boca parece una sopapa deformada, tiene una aleta muy grande en su lomo y cuatro en la parte inferior que, abiertas y miradas desde abajo, parecen alas. "La verdad, no es un pez muy bonito. Para colmo, cuando lo atrapamos mostró espinas en todo el cuerpo", contó García. Y es que la Vieja del Agua, cuando se defiende, despliega pequeñas agujas. Además, su cuerpo es duro porque está cubierto de placas o escudos, que le sirven para protegerse.
Al igual que los dientudos o las palometas halladas en el lago, se cree que la Vieja del agua fue dejada allí por dueños de peceras o pescadores, ya que no corresponden a las especies sembradas originalmente: carpas, carpas koi y pejerreyes.
Actualmente, el Asesino, el Submarino y la Vieja del Agua están en el Instituto Hidrobiológico, junto a los otros habitantes del lago e intentando confundirse otra vez en el anonimato.
