Es por todos sabido que al sufragar, el votante elige no solamente a los que quiere que estén, sino que también termina optando por los que, según su opinión, no deben estar, al menos a corto plazo.
En esta elección, esa variante es de peso. Hasta el momento, y más allá de las muy buenas elecciones que ha realizado Gioja, algunos opositores lograron mantenerse gracias a su capacidad y la invalorable ayuda que otorga la institucionalidad. Cargos en la Legislatura, algunas concejalías y hasta el Congreso son herramientas invalorables que ayudan a sostener la tropa.
La famosa frase del general San Martín “Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino la gloria” suena bien, pero no es muy aplicable a estos tiempos. En esta contienda, los que hasta este momento lograron mantener esos pequeños nichos y apoyarse en ellos, se juegan la continuidad y, también, por qué no, su futuro político inmediato.
En ese grupo están el diputado nacional Mauricio Ibarra y Rodolfo Colombo, ambos opositores por decisión propia, ya que los dos en algún momento estuvieron cerca del Gobernador. El primero -tal vez el más expuesto- pone en juego la posibilidad de perder el mayor nicho de poder fuera del oficialismo: un municipio. El segundo, los lugares ganados en la Capital, algo que le ha costado sangre, sudor y lágrimas.
Para Ibarra, que su amigo Gustavo Rojas pierda la intendencia de la Municipalidad de Rawson implica un tsunami interno de grado 12 (al menos). Toda la estructura política que lograron en el tiempo que llevan controlando ese departamento cae en picada libre o, al menos, se reduce considerablemente: el golpe, entonces, puede ser muy fuerte. Si esa variante persiste por sobre la de la victoria, la gente que los sigue empezará a buscar otros horizontes que ofrezcan nuevas contenciones, ya que la política sólo de lírica no vive. Obviamente, si la historia manda que la moneda sea distinta, el análisis gira 180 grados.
Para Colombo la situación puede ser igual. Hay una ordenanza en la Municipalidad de la Ciudad de San Juan que obliga a los partidos a superar el 10 por ciento de los votos para llegar a obtener una banca del Concejo Deliberante. Si Viviana Sansó, su candidata, no obtiene al menos ese porcentaje, ACTUAR, el partido del rubio, se quedará sin asientos en el ejido capitalino. También hay que dejar la puerta abierta a que pase lo contrario y que el ex radical supere holgadamente ese número o gane, traccionando a su amiga y toda la lista hacia arriba, salvando las papas de una situación al menos indecorosa.
Pero de no ser así, Colombo perderá su nicho institucional y todo lo que eso implica. Además, hay otra diferencia con Ibarra: al rawsino le quedan dos años de mandato. El capitalino, no tiene gestión.
De igual forma y también vale la pena mencionarlo, tanto Colombo como Ibarra tienen esa rara característica de convencer con la palabra, algo que escasea últimamente. Ibarra, además, mira de cerca la posibilidad de volver al peronismo. Por supuesto que esa chance merece otras páginas, ya que mucho puede querer Ibarra, pero habrá que medir cómo cae esa idea en los peronistas, los que se golpean el pecho por Perón, pero más que nada por José Luis Gioja.
