Para ver el mejor panorama del dique Los Caracoles, basta con poner sobre la mesa los niveles de agua del último año: 365 días atrás, la cota era de 1.040,42 metros sobre el nivel del mar; mientras que ahora está en 1.073,40 msnm, cuando la altura mínima a la que debe llegar para generar energía es de 1.080. Estos alentadores valores toman más relevancia porque en los próximos dos meses se da el tradicional periodo de monda de canales, momento en el que se restringe la erogación de agua unos 50 días, y por ello calculan que para inicios de agosto estará en condiciones de echar a andar sus turbinas. De esta manera, esta presa (la de mayor potencia -120 megavatios- de las 3 que hay en la provincia) arrancará antes la etapa de generación que en los últimos 3 años, y es un hecho que lo hará por más tiempo, aunque las autoridades locales no arriesgan a decir aún por cuántos meses será. De concretarse, sería la mejor performance de este dique en el periodo de sequía.

En el Gobierno provincial reconocen -por lo bajo- que hay un pedido de la Secretaría de Energía de la Nación para que, en lo posible, las centrales hidroeléctricas aporten energía y este dique sólo viene aportando a cuentagotas.

Los Caracoles muestra en su corta historia (genera desde 2009) serios problemas para aportar energía al sistema. En 2011 comenzaron las dificultades de la mano de un periodo seco que hasta la fecha dura, cuando apenas generó por 12 días (inició el turbinado el 11 de octubre); por el mismo espacio de tiempo lo hizo en 2012 (arrancó el 10 de septiembre); y recién se comportó un poco mejor en 2013 (7 de septiembre), acumulando 37 días. En ninguno de los casos utilizó la máxima potencia disponible; aunque así, ‘’a media maquina’’, es sensiblemente mayor el aporte que lo que puede hacer Quebrada de Ullum (47 MW).

Para fines de julio, estiman que el nivel se ubicará sobre los 1.085 msnm, es decir el suficiente para arrancar las máquinas que están paradas desde el 14 de octubre pasado. Para ello, en estos meses se deberían sumar unos 100 hm3 al embalse (hoy tiene unos 130 hm3), siempre y cuando el caudal del río San Juan orille, al menos, los 25 m3/s (ayer el aforo era de 24,5), volumen que está por debajo de los pronosticados para junio (29 m3/s) y julio (27,6 m3/s), lo que eleva las chances que la ecuación hídrica cierre con cierta holgura y se cumplan los cálculos oficiales.

Algo que todavía no explicaron las autoridades que manejan el agua en la provincia es cómo entrará a tallar el nuevo dique, Punta Negra. La mole, ubicada sobre el río San Juan entre Los Caracoles y Ullum, está en su última etapa de construcción y quedará en condiciones de embalsar en este verano. Como se sabe, para probar los equipos electromecánicos se deberá llenar la presa hasta la toma de agua, lo que permitirá turbinar. Esta maniobra puede obligar a ‘’vaciar’’ Los Caracoles, excepto que el caudal del río sea importante, dato que todavía es incierto y que está íntimamente ligado a lo que arroje el pronóstico hídrico 2014-2015 (dependerá de cuánto nieve).

LAS LLUVIAS DE FEBRERO, CLAVE

No todas fueron malas noticias las que trajeron las copiosas lluvias de febrero pasado (inundaciones, casas derrumbadas, fincas anegadas, etc). Es que gracias a la cantidad de agua que precipitó, Hidráulica no erogó agua por casi 20 días ese mes, periodo en que habitualmente se entrega mucho volumen al sistema de canales por tratarse de la última parte del ‘’engorde’’ de la uva, el principal cultivo de la provincia.

‘’Fue mucha agua en poco tiempo la que cayó. Eso nos hizo replantear el esquema de erogación y por eso la mayoría de los días no fue necesario entregar para riego. Fue una situación atípica y colaboró en que el ‘colchón’ de agua que se acumuló en Caracoles fuera mayor’’, explicó el titular del Departamento de Hidráulica, Jorge Millón. Es que febrero de 2014 dejó 154 milímetros de agua acumulados cuando a lo largo de todo un año se espera que en San Juan precipiten un promedio de 100 mm. Esta cifra marcó un récord histórico, ya que, según los registros, hasta el momento el mes más lluvioso había sido febrero de 1990, en el que cayeron 72 mm.