Era el partido del año. Su partido y el de un Boca que estaba a solo un gol en la previa de ser finalista de otra Copa Libertadores. Era el momento de justificar su decisión de abandonar el glamour de la Juventus en Italia para volver a Boca y ganar otra copa pero Carlitos no estuvo presente. Entró a la cancha pero ausente, tal vez condicionado por el episodio que vivió su hermano cuando fue asaltado en Villa Devoto. Tevez no fue el Tevez de siempre. No la pidió, no contagió. Es más, extrañó verlo sin su personalidad como para patear el penal y dejárselo a Lodeiro, todo un síntoma. Carlitos se debía una noche ‘de copas‘ y Boca lo necesitaba pero Tevez fue tal vez uno de los grandes ausentes en una noche que terminó siendo una pesadilla bajo la lluvia en la mítica Bombonera.
