En la mayoría de los deportes, aparte de pagar entrada los aficionados tienen una postura pasiva. Que en el fútbol o cualquier otro, se resume al comentario sobre alguna jugada o decisión arbitral. En el ciclismo, aparte que no tienen que trasladarse hasta un escenario porque la carrera pasa por sus casas, los aficionados son parte activa del espectáculo. Muchos, parientes o conocidos de los pedaleros, ofician de auxilios acercándoles una botella de agua o cuidando una rueda por las dudas que haya que cambiarla. Y aquellos espectadores que no tienen relación alguna, aparte de alentarlos, puede refrescarlos arrojándoles agua. Con esa acción se sienten realizados. Son parte de la fiesta.