La titular del bloque de diputados de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, aseguró ayer que el golpe de la peronista Graciela Camaño al kirchnerista Carlos Kunkel "fue una bofetada perfecta" y "divina" a "un provocador", producto de un "estado de emoción violenta".

Carrió resaltó que perdona "de corazón" a la ex ministra de Trabajo y la respalda "en la presidencia de la Comisión" de Asuntos Constitucionales, y evaluó que removerla sería "una injusticia". "La verdad a veces es contradictoria. No se puede pegar una trompada, pero a veces alguien se la merece. Yo no lo puedo avalar políticamente, pero a veces te descontrolan. Esa reacción en el código penal se llama "estado de emoción violenta", llega un momento que no te podés controlar", consideró la legisladora.

En declaraciones a las radios Mitre y La Red y al diario porteño Clarín, Carrió aseveró que fue "una trompada perfecta. Que la bofetada fue divina, fue divina. No puedo dejar de reírme: nunca he visto una mujer con tanta capacidad. Yo erraría, fue perfecto cómo la acomodó".

"Durante todos estos años el presidente de la Cámara de Diputados (Eduardo) Fellner jamás corrigió al diputado Kunkel que se pasaba banca por banca injuriando a los diputados. Esta señora fue víctima de una violencia verbal permanente", agregó. Según Carrió, Camaño "es correctísima como presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales. Hay tantos corruptos en tantos lugares y ¿vamos a sacar a una persona exclusivamente porque se descontroló por la violencia verbal de otra? Me parece una injusticia".

"Nadie le pide la renuncia a (la kirchnerista Patricia) Fadel, que es una corruptora, nadie le pide la renuncia a (el jefe de la bancada oficialista Agustín) Rossi, que me trató de madama de burdel", se quejó. Opinó que "en este escándalo (por el tratamiento del presupuesto) se la tomaron con el que puso la linterna, la luz, y no miran la mugre. Es normal. Hemos mostrado la corrupción del sistema y la necesidad de cambiarlo".