Esta vez, además de saludar y sonreír, las candidatas a Reina fueron protagonistas de las historias vinculadas a Latinoamérica que contaron los carruajes, a través de su gracia y su vestuario. Así, se transformaron en parte primordial del Carrusel del Sol que, según datos de la organización, contó con unas 200.000 personas en el público.

Sobre la Ignacio de la Roza, los primeros aplausos se oyeron cuando los carros aún no comenzaban a andar. Fue la llegada del gobernador Gioja la que motivó la primera alegría. Y él devolvió el cariño saludando y contando que “tenía miedo de poder estar en la fiesta sólo con el alma, pero gracias a Dios, estoy también físicamente”.

Ante él y todos los espectadores, los carros deslumbraron. Los séquitos bailaron, corrieron e iniciaron cada historia que terminaron de contar las candidatas. La representante de Iglesia, por ejemplo, se vio como el mismo Cuesta del Viento, con un vestido azul, pañuelos celestes en sus brazos y un viento que elevaba su cabello. La de Capital, brilló más que el Sol de la puesta con un vestido dorado y plumas amarillas en su peinado. Y la candidata de Ullum pareció una flor con su vestido con escote en picos de distintos colores. A su vez, la nuevejulina lució un vestido trenzado por artesanas de su departamento y la jachallera, una pollera en campana de tul acorde al diseño que hizo referencia a los molinos.

De ese modo se vivió el evento, que recorrió 2 km y duró más de 2 horas y media. Y, teniendo en cuenta la respuesta del público, cumplió con creces su misión.