El imperio de más de 40 años de líder libio Muamar Kadafi quedó ayer a punto del derrumbe luego que los rebeldes alcanzaran el corazón de la emblemática ciudad de Trípoli en medio del colapso de las fuerzas oficialistas, mientras que una multitud salió a las calles a celebrar tirando abajo imágenes del dictador.

El cerco a Kadafi era una realidad, por lo que la captura del líder parecía cuestión de horas, aunque el asalto final preanunciaba una masacre.

Con disparos al aire y ondeando banderas opositoras, los rebeldes entraron en la Plaza Verde, un lugar emblemático para el Gobierno que lo usaba hasta hace poco para las manifestaciones masivas de apoyo a Kadafi.

Más temprano, un grupo de rebeldes entró por el Oeste de la ciudad. Los disidentes dijeron que Trípoli estaba bajo su control, excepto el bastión de Kadafi, Bab Al-Aziziya, según al Jazeera Televisión.

En dos grabaciones de audio difundidas por la televisión estatal y siempre desafiante, Kadafi pidió a los libios que peleen contra los rebeldes.

"Temo que si no actuamos, quemarán Trípoli", dijo Kadafi en una grabación de audio publicada por la televisión estatal.

"No habrá más agua, alimentos, electricidad o libertad", aseguró el líder libio, quien afirmó que se quedará en la capital "hasta el final".

Pero la resistencia parece haberse desvanecido en gran medida, permitiendo a los rebeldes y sus partidarios a manifestarse en la Plaza Verde. Imágenes televisadas mostraban a libios festejando y besando el suelo de Trípoli dando gracias por lo que algunos llamaron un "día bendito".

Kadafi, quien ha gobernado Libia por más de 40 años, dijo que ordenó que los arsenales de armas se abran a la población.

Su portavoz Moussa Ibrahim predijo una violenta revancha por parte de los rebeldes.

"Una masacre se cometerá en Trípoli si una parte gana ahora, porque los rebeldes han llegado con tanto odio, con sed de venganza (…) Incluso si el líder se va o renuncia ahora habrá una masacre", dijo.

La OTAN, que ha respaldado a los rebeldes, afirmó que la transición en Libia debería ser pacífica.

Después de seis meses de guerra civil, la caída de Trípoli se produjo rápidamente, con un ataque sorpresivo, pero cuidadosamente organizado, lanzado la noche del sábado que coincidió con el avance de las tropas rebeldes en tres frentes.

Adel Dabbechi, coordinador del Consejo Nacional de Transición de los rebeldes, confirmó la captura de Saif

Al-Islam, hijo de Kadafi. El hijo mayor del líder libio, Mohammed Al-Kadafi, se rindió ante las fuerzas rebeldes.