La presidenta Cristina Fernández condicionó ayer su candidatura y la continuación del modelo al respaldo de los trabajadores en base a reglas de convivencia en una "Argentina más racional". En esta renovada embestida contra gremialistas, la mandataria acusó al sindicalismo de "extorsión".
"Yo no estoy muerta por volver a ser presidenta muchachos, yo ya di todo lo que tenía que dar, a mí no me van a correr", dijo, al tiempo que advirtió que cuando un sindicato adopta medidas de fuerza que "terminan perjudicando" a la sociedad, se transforma "en una corporación". Aunque -tal como lo hizo 48 horas atrás en otro discurso donde se quejó de las "presiones" gremiales- la jefa del Estado no hizo mención directa a Hugo Moyano, la mayoría de los párrafos de su mensaje tuvo al líder de la CGT como destinatario.
"Luchamos contra la explotación pero no tenemos tampoco que permitir que surja otro fenómeno que es el de la extorsión, yo no quiero ni explotación ni extorsión en la República Argentina, ni de un lado ni del otro, yo quiero vivir en una sociedad más racional", sentenció.
Producto de esos dichos, en los que la mandataria cuestionó actitudes que "terminan perjudicando al conjunto de la sociedad" cuando "un sindicato" pasa a "transformarse en una corporación", la cúpula de la CGT se reunió en forma secreta para analizar la posición a adoptar. No obstante, el primero en responderle a la presidente en nombre de la CGT fue el judicial Julio Piumato, quien acerca de una posible ruptura del gobierno con la central obrera, exclamó: "Nadie se suicida y menos la jefa". Desde Mendoza, Piumato replicó la advertencia presidencial remarcando que "no hay sido tantas las protestas desde que tenemos paritarias".
En su discurso que pronunció ayer en la localidad bonaerense de José C. Paz, tras lanzar el Plan de Abaratamiento para Minoristas y dejar inaugurado un mercado concentrador, la presidenta afirmó que está "cansada de las hipocresías. Estoy cansada de los que dicen ayudar y vivan el nombre de Cristina y al otro día hacen exactamente todo lo contrario para que esto tenga problemas o se derrumbe".
"Estoy haciendo un inmenso esfuerzo personal y hasta físico para seguir adelante y en todo caso, si hay algunos que creen que puede ser mejor otro modelo, que creen que han tenido o tienen tanto poder para torcer voluntades, para que este modelo sea desprestigiado, quiero decirles que conmigo no van a contar".
La mandataria advirtió que "cuando a una organización sindical sólo le impacta lo que le pasa a sus afiliados y a partir de eso toma actitudes que terminan perjudicando al conjunto de la sociedad, deja de ser un sindicato para transformarse en una corporación, y yo quiero sindicatos solidarios con todos los argentinos", afirmó.
Para no dejar dudas de su intención, remarcó su disgusto cuando "desde los sectores que mejor están, que tienen buenos trabajos, que han logrado buenos salarios, sus dirigentes nos someten a prácticas que les hacen mal a ellos mismos y no se dan cuenta que terminan desprestigiando el movimiento sindical, que es importante mantener unido y organizado".
Luego de reivindicar que tanto ella como Néstor Kirchner "hemos hecho más que nadie en la historia para terminar con la explotación de los trabajadores", la presidenta advirtió que "son demasiadas las cosas que hemos puesto. Su familia, la mía, mis hijos y esta humilde mujer hemos puesto mucho, hemos dado mucho, hemos entregado mucho". "Los quiero muchísimo, pero debemos comprender que un país no lo puede hacer solamente un presidente o una presidenta’, remató.
