"Hemos tenido que llegar hasta aquí para escuchar nuestra música tocada como la tocamos nosotros mismos", dijo en 1968 Harry Carney, saxofonista integrante de la orquesta del inolvidable Duke Ellington, luego de escuchar a la Antigua Jazz Band en Buenos Aires. Y tal vez esa apreciación sintetice mejor que nada la estética y el espíritu de este combo que -fundado ese mismo año- el próximo sábado brindará una panzada de aquel viejo y delicioso jazz, en el Auditorio, de la mano de Mozarteum (ver aparte). Claro que eso será apenas uno de los platos fuertes de este show, el mismo que hoy brindan en el Teatro Maipo, y que con el correr de los años no sólo fue experimentando recambios humanos, sino también innovaciones, como un repertorio que se extiende hasta los "70. Lo que no cambió es la familia numerosa (que se contrapone a los tríos y cuartetos que predominan hoy, basados en las formaciones de los "50) y su dinamismo en escena (va cambiando en cantidad de músicos en escena, algo que heredó de la Guardia Vieja Jazz Band), dos rasgos propios que se convirtieron en su sello y que los hizo famosos en el mundo entero.
"La AJB es algo muy entretenido para ver. Hay una cierta movilidad en el escenario y una propuesta renovada que se fue dando en función de la música nueva que fuimos sacando. A partir de ahí empezamos a poner un poco más el cuerpo", cuenta a DIARIO DE CUYO Rolando Vismara, uno de los que permanece de la formación original, junto a Carlos Hugo Borgnia y Osvaldo Ricchi.
"En realidad, lo que ha ido cambiando desde los 20 a los 70, que es más o menos la época que abarcamos, son las propuestas estéticas, porque la base es la misma. Es una música que pertenece a la raza negra y ellos han sido los transformadores. Pero el jazz siempre fue un canto de libertad, que tuvo como motivación la opresión que sufrían en las primeras etapas de su vida -y en las últimas creo que también- y que después se universalizó", agregó el músico, también amante del tango, para quien el jazz tradicional sigue seduciendo porque tiene "una vitalidad muy especial", y que asegura que no hay que ser un entendido para disfrutarlo.
"Como todo el arte, el jazz te tiene que gustar o no. A partir de ahí podrás hacerte erudito o simplemente un aficionado. Ser un erudito requiere un entrenamiento más fuerte del oído, porque es música que está muy basada en los ritmos africanos, en esta llamada y respuesta que establece un diálogo permanente entre los instrumentos y que se ve en pocos tipos de música. Y también la improvisación, que sin ella casi que no hay jazz", precisa Vismara.
Con 42 años de vida, más de una decena de discos editados y laureles cosechados dentro y fuera del país, la Antigua mostrará lo que sabe en San Juan. Un viaje hacia la música de ébano está por comenzar. Jazzeros, ajústense los cinturones.
