Venezuela exhumó en la madrugada de ayer los restos del héroe independentista Simón Bolívar, para intentar probar que murió envenenado por enemigos en Colombia y no de tuberculosis, en momentos en que las relaciones bilaterales se caldean.
Chávez soltó meses atrás la idea de investigar la muerte ocurrida en 1830, lo que despertó la ira de sus adversarios, quienes le pidieron ocuparse de problemas actuales como la inseguridad, la inflación y la escasez de productos básicos. Pero el militar retirado, que proclama una "revolución bolivariana" en favor de los pobres, insistió en la pesquisa.
Emocionado, Chávez mostró ayer parte de la exhumación en cadena nacional de radio y televisión. Seis militares
destaparon el sarcófago en el Panteón Nacional tras hacerle un paso militar.
Chávez contó que encontraron una etiqueta de "made in England" (hecho en Inglaterra) en la bandera que cubría los restos y dijo que eso se corregirá: sustituirá el ataúd de plomo por uno de madera de las sabanas de Apure -en el occidente del país- y los restos se cubrirán con una bandera que tejan especialmente mujeres venezolanas.
El nuevo pabellón tendrá una estrella adicional, que Chávez sumó años atrás a las siete originales, y el escudo nacional mostrará el caballo indómito que el mandatario mandó a voltear hacia la izquierda para mostrar el rumbo de su "revolución".
Según Chávez, el estratega militar del Siglo XIX que libertó a Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela murió envenenado con arsénico por su rival colombiano Francisco de Paula Santander.
"¡Hola mis amigos! ¡Qué momentos tan impresionantes hemos vivido esta noche!! ¡Hemos visto los restos del Gran Bolívar!", escribió Chávez en la madrugada en su cuenta en la red social Twitter@chavezcandanga.
La exhumación ocurrió horas después de que Colombia denunciara, reviviendo acusaciones, que líderes guerrilleros se refugian en Venezuela, por lo que Caracas protestó y llamó a consulta a su embajador en Bogotá, en un nuevo capítulo de los tormentosos vínculos entre los vecinos.
El Gobierno de Álvaro Uribe anunció ayer que evalúa denunciar ante instancias internacionales la presencia de jefes guerrilleros en Venezuela, una decisión que ya fue respondida desde Caracas y puede arruinar los esfuerzos del presidente electo colombiano, Juan Manuel Santos, por mejorar la relación bilateral.
En un escueto comunicado, el Gobierno de Colombia afirmó que "durante seis años" ha mantenido un "diálogo infructuoso", con Venezuela sobre la presencia de "cabecillas terroristas", lo que le lleva a "pensar nuevamente en acudir a las instancias internacionales".
También reiteró que las autoridades colombianas "han tenido información sobre la presencia en Venezuela de terroristas" desde la ubicación de Rodrigo Granda, el llamado canciller de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que fue capturado en el país vecino en 2004, aunque en 2007 fue excarcelado.
A su vez, Colombia solicitó ayer a la Organización de Estados Americanos (OEA) convocar a una sesión extraordinaria para examinar la presencia de terroristas colombianos" en territorio venezolano.
