Piñera llegó a la presidencia de Chile con promesas de gestión, y la caprichosa historia pone a prueba las declamaciones enfrentándolo a una situación en que la mentada capacidad de gestionar recursos económicos y humanos será determinante. Advirtió a sus ministros designados que “las medidas para enfrentar los efectos del sismo marcarán y redefinirán el programa por los tres primeros años de gobierno”.
A pesar de la sólida posición económica y financiera, la destrucción de empresas forestales, puertos, viñedos, siderúrgicas, refinerías, caminos, puentes, sistemas de comunicación no le hará fácil la tarea. Pero el cobre siempre estará allí y esperanzadores datos sobre los futuros del primer producto exportable chileno encienden más que una luz de esperanza.
Mientras Bachelet llevaba calma asegurando que “está garantizada la continuidad de la acción del Estado", y afirmando que "es fundamental que la gente sepa que los planes no se detienen, y es necesario que quienes a partir del 11 de marzo van a asumir la responsabilidad de conducir la Nación, cuenten con toda la información necesaria que les permita reconstruir las zonas devastadas", en las reuniones que ordenaban la sucesión presidencial se discutió fuerte acerca de la información oficial sobre el número de muertos y desaparecidos.
La presidenta en ejercicio y el mandatario recientemente electo concertaron un encuentro para analizar los pasos a seguir en el proceso de reconstrucción chileno. Piñera se presentó en La Moneda con cinco de sus futuros ministros, de Interior, Salud, Vivienda, Hacienda y Obras Públicas, como un espejo del cuerpo ministerial con el que Bachelet lo esperaba.
En la accidentada sucesión presidencial, sorprendió el optimismo de Piñera quien auguró, repitiendo su discurso de campaña, una tasa de crecimiento por encima del 6 por ciento anual para su mandato al 2014 y la creación de un millón de puestos de trabajo. Antes de la catástrofe, había coincidencias entre especialistas privados y gobierno en esperar una tasa del 4 al 4,5 por ciento para 2010 y de un 5,5 por ciento para 2011.
