Cuando ocurrió el choque, cerca de las 7 de la mañana del domingo pasado, el desenlace parecía otro. Porque apenas se notaban los daños en la moto, y el mismo conductor les explicó a los policías que volvía de una fiesta y por exclusiva falla suya, a causa de esa larga noche, no pudo controlar su rodado y se fue contra un árbol. Marcelo Tomás Luna (45) llegó conciente al hospital Rawson aquel día, pero el lunes su cuadro se complicó y pasó a terapia intensiva. Y de allí no saldría: el sábado, minutos después de las 22, los médicos daban cuenta de su deceso a la policía.

Estaba separado. Luna trabajaba en una empresa minera y era padre de tres hijos de 20, 17 y 16 años. El sábado 20 de noviembre salió de la casa de su madre en la Villa Paula, en Chimbas, y después de participar de un cumpleaños, volvía a esa vivienda por Centenario. Pero unos 130 metros después de cruzar la ruta 40, en Chimbas, perdió el control, se cruzó a la mano contraria y se fue derecho contra un árbol con el tronco encorvado. Dio de lleno en esa curvatura contra su abdomen y su pecho.

Tan grave fue el golpe que se fracturó una cadera y una costilla le perforó el hígado, explicaron ayer sus familiares, que a pesar de todo, buscaban explicaciones a varios puntos confusos: "Siempre usaba un aro de oro y no lo tenía. Y nos dijeron que se había comprado un par de zapatillas y un reloj, pero nadie nos explica dónde fueron a parar esas cosas’, dijo Alejandra Luna, sobrina de la víctima.