El colectivero que ayer atropelló y mató a la monitor urbano se había desviado del recorrido habitual que tenía su línea de ómnibus. La imprevista maniobra del chofer, que dobló por otra esquina que estaba fuera de su hoja de ruta, hizo que su coche embistiera y pasara por encima a esa empleada municipal que justo en ese momento ayudaba a cruzar la calle a los niños que salían de una escuela en horas del mediodía, en pleno centro capitalino. Las heridas fueron de tal gravedad que la mujer murió camino al hospital.
La tragedia le costó la vida a Evangelina Ester Brizuela, una madre soltera de 46 años que en septiembre próximo cumplía su primer año de contrato como monitor urbano del municipio capitalino. Dio la casualidad que un rato antes del accidente, alrededor de las 11, la mujer aprovechó unos minutos de descanso y fue hasta la Escuela Normal Sarmiento a saludar a su única hija, de 13 años, que cursa el segundo año en ese establecimiento, relataron sus familiares. Ahí charlaron y quedaron en encontrarse, como todos los días, minutos después de las 13 para irse juntas a su casa, en Chimbas. Fue una suerte de despedida, Evangelina no sabía que volvería a su puesto de trabajo en la esquina de Av Libertador y calle Catamarca y serían los últimos momentos de su vida.
Eran las 12.30 cuando empezaron a salir los chicos de la Escuela Superior Sarmiento. Tal cual era su tarea, Brizuela se dispuso a ayudar a los niños a cruzar calle Catamarca. ‘Ella estaba bajando el cordón para entrar a la senda peatonal, cuando fue atropellada por el colectivo’, afirmó Agustín Landeau, director organizacional del Eco. Ese ómnibus era el interno 16 de la línea 35 de La Marina, guiado por Rodolfo Villodres (42), quien en vez de continuar su habitual recorrido por Av Libertador de Este a Oeste para luego doblar por Alem, se desvió antes y giró por Catamarca hacia el Norte, según la Policía. Fue ahí que arrolló a la empleada municipal, que ingresó sin vida al Hospital Rawson a las 12.50.
