Habían pasado ya los 28 penales. Unión y su gente habían festejado en el costado Sur del estadio de Trinidad y la despedida para los jugadores del León fue a puro aplauso desde la platea trinitense. Parecía, solamente parecía, que el cierre sería viendo el delirio azul y la resignación trinitense pero cuando los jugadores de Unión (entre ellos Castro, Laciar, Fullana y varios más) encararon hacia el túnel que lleva a vestuarios, hubo intercambio de insultos -tela por medio- y desde la platea cayeron envases de plástico. Cuando parecía que quedaba en eso, volvieron los jugadores y ahí, gracias al alambrado, no terminó todo en una batalla campal. Hay que saber perder, pero también ganar…
