La historia reciente de San Juan tiene cinco casos de chicos desaparecidos que hasta hoy conmocionan por el enigma que los envuelve o por su dramático final. Los nombres de Yiyo Villafañe y Sergio Guerrero son sinónimos de misterio por no saber qué fue de ellos, en cambio nombres como Antonia Brizuela, Luis Acosta y María de los Milagros Ruarte recuerdan crimen brutales.

Matías ‘Yiyo’ Villafañe. Tenía 7 años cuando se perdió el mediodía del 23 de octubre de 1997 de una casa de Villa Hipódromo, Rawson. Lo buscaron semanas enteras, hubo marchas y reclamos pero nunca apareció.

La mujer que lo cuidaba y dos hombres, todos conocidos de la madre de Yiyo, fueron presos y los condenaron por la sustracción del menor.

Sergio David Guerrero. El chico tenía 13 años y desapareció justo el Día del Niño, el 11 de agosto del 2002. Lo vieron salir de su casa en Villa Santa Rosa, Ullum, y nunca mas lo volvieron a ver. La Policía y Gendarmería buscaron al chico por todo el departamento, pero jamás fue hallado.

Antonia de los Angeles Brizuela. Era una adolescente de 17 años que desapareció al salir de un boliche de Media Agua, Sarmiento. Ocho días mas tarde la encontraron muerta en un canal. Había sido violada, golpeada y luego arrojada al agua. Roberto Menéndez y Jesús Mereles, los acusados, fueron condenados a prisión perpetua este 30 de noviembre último.

Luis Joel Acosta. Este chico caucetero de 15 años desapareció la noche del 15 de octubre del 2003. Lo buscaron durante 7 días hasta que apareció muerto en el pozo de una finca de calle Salta, Caucete. Su cuerpo estaba putrefacto y casi desnudo. Su amigo de 14 años lo había matado a golpes con un hierro por una discusión.

María de los Milagros Ruarte. ‘Mili’ tenía 16 años y se perdió el 30 de septiembre último cuando salió en moto rumbo a la casa de su hermana en Villa Dolores, Caucete. Tres días después encontraron su cuerpo envuelto en una manta, con signos de haber sido violada y con un cable enrollado al cuello. El único acusado es su cuñado, José Castro.