San Juan 27 de junio.- Claudio Fantini, periodista, escritor, analista político y docente, visitará la provincia el próximo viernes para presentar su nuevo libro titulado “La gravedad del silencio”. DIARIO DE CUYO Online tuvo la oportunidad de dialogar en exclusiva con el profesional, quien analizó la realidad política actual del país, los enfrentamientos entre actores del oficialismo, el rol de la oposición y la Argentina en el concierto de naciones que representa el Mercosur.

Con la claridad que lo caracteriza, Fantini describió la posición de la Argentina en el Mercosur, teniendo en cuenta que las naciones que lo integran hacen cumbre esta semana en Mendoza. “Yo creo que en el Mercosur, Argentina ha contradicho con los actos, sus discursos. Este Gobierno tiene un discurso fuertemente integracionista y a la vez tiene políticas de protección que afectan gravemente un instrumento de integración como el Mercosur. De qué sirve tener un discurso de integración, si voy a tener, al principal instrumento de integración bajo políticas que lo obstruyen. Respecto al mundo, no creo que la Argentina esté totalmente aislada, aunque se ve una política exterior poco significativa. Da la impresión de que dicha política es de baja intensidad y está más al servicio de satisfacer el ego de los gobernantes que de seguir una suerte de política de Estado. Representa más a un Gobierno que a un Estado y tiene apariciones que dejan a la luz bastantes errores”.

-Pero, al menos por lo que se ve, la Argentina encuentra acompañamiento y demuestra estar en la misma sintonía con la mayoría de los países sudamericanos

-Yo creo que los gobiernos no ponen sus diferencias por sobre su naturaleza democrática y sobre la convivencia armónica que debe hacer entre estos países. Eso es bueno. Es decir que las diferencias, de estilos o de modelos políticos no están por encima de la convivencia. No obstante hay diferencias entre los modelos latinoamericanos. En la región y en la Argentina se ven claramente dos espacios. Hay izquierdas y hay derechas de cultura política de matriz autoritaria y hay izquierdas y derechas de matriz liberal.

-Analizando la realidad política de Argentina, ¿cómo ve la oposición en el país?

– Yo creo que la oposición ha demostrado una mediocridad pasmosa y con realidades que reflejan el síntoma de la matriz cultural autoritaria. Por ejemplo, la imposibilidad de dialogar y encontrar acuerdos, reproducen esos “caciquismos” personalistas que el Gobierno expresa con un liderazgo más fuerte, desde un caudillismo. Por eso es que la mediocridad de la oposición se ve también en los adversarios más duros que le han salido al Gobierno, principalmente los que han salido desde el propio riñón del gobierno como son los casos de Alberto Fernández, el propio Hugo Moyano, Roberto Lavagna y Martín Lousteau y otros tantos.

-¿Cree que la división que se está produciendo entre kirchneristas y justicialistas, puede llegar a complicar la gobernabilidad?

-Eso depende de la sensatez con la que se muevan unos y otros. A la vista de todos quedó la alianza estratégica y clara que había entre Hugo Moyano y Néstor Kirchner. Esta claro que esa unión le sirvió a ambos para una formidable construcción de poder centralizado en sus personalismos. Moyano es un personaje muy turbio, con costados muy oscuros donde se refleja la matriz autoritaria con cierta agresividad, pero la verdad es que él empezó a tener ese poder cuando Néstor Kirchner, incumplió su promesa de campaña de restituir la red ferroviaria que desapareció en la década del ‘90. Y no lo restituyo, precisamente, por la alianza que existía. Está bien que la Presidenta intente debilitar a ese sindicalista que Néstor había hecho tan poderoso, pero la forma de hacerlo hubiese sido cumpliendo la promesa que su marido no cumplió, recuperando la red de trenes, hoy desmantelada. Pero también hubo una segunda oportunidad que el gobierno desaprovechó, que fue cuando Graciela Ocaña, por entonces ministro de Salud de la Nación, denunció el vínculo que tenía Moyano con la denominada mafia de los medicamentos. En ese momento, cuando su ministra se atrevía a denunciar a Moyano, Kirchner hizo exactamente todo lo contrario, echo a su funcionario. Y hoy tienen al camionero enfrentándolos y defendiendo un punto donde tiene razón. El tema impositivo es claramente regresivo y además el Gobierno no tiene demasiada autoridad moral para cuestionarlo. Primero porque Moyano hacía lo mismo contra los que Kirchner calificaba de enemigos y segundo, con que autoridad moral le dice a Moyano que respete una conciliación obligatoria siendo que el propio gobierno no cumple fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y hay que tener en cuenta que el origen de la ruptura fue cuando la Presidenta le da a La Cámpora, lo que Moyano le reclamaba para su aparato sindical. Ese es el origen. La sensatez que tengan para resolverla, va a depender la gobernabilidad y tranquilidad del país.

-¿Cuál es el rol que deberán tener los gobernadores en esta situación?

-Los gobernadores debieran tener una actitud de contención para frenar las desmesuras tanto del sector sindical como el que emanadó desde la Presidencia. Creo que hay que deben cuidar que este mal momento económico que hoy atraviesa el país, no se canalice sacando las arcas provinciales. Acá falta una discusión franca, entre el Gobierno central y las provincias, buscando la buena relación de arria hacia abajo, mas allá de las banderías políticas. Porque si no da la impresión que frente a un mal momento económico, el poder central tiene la capacidad de transferírselo a las provincias. Las primeras que quedan en banda, son las arcas de las provincias. Hasta acá la Nación no ha priorizado la voluntad de colaborar con el buen gobierno, sino que esta demostrando gobernar bajo su propio liderazgo. Por eso siempre se ha visto que han sido favorecidos los gobernantes amigos y alineados y ha marginado a los gobiernos que no se alinearon.